¿Cuando fue que comensamos a comer flores? Las civilizaciones más antiguas de la Humanidad ya tenían el gusto por el consumo de las flores. Babilonia, Egipto, Persia, China e India ya sabían combinarlas con los alimentos ya fuesen crudas o cocidas.

Símbolo ancestral de belleza y perfección, las flores han ocupado lugares de preeminencia: hermosos jardines, avenidas, templos, altares. Se les identifica con lo espiritual, lo místico, los sentimientos y hasta con el alma misma. Su inconfundible perfume y su color les atribuye poderes curativos y e incluso mágicos para algunos. Cuántos elíxires han sido elaborados por los sabios para conseguir el amor, la belleza, algún sabor irresistible o algún veneno infalible.

Según la mitología griega, las rosas fueron creadas absolutamente blancas y fué Artemisa quien las tiñó de vivo color rojo al correr presurosa entre los espinosos rosales, lastimándose al buscar a su amado Adonis para encontrarse con que éste ya había muerto.

Para los mexicanos las flores son vida, alegría, fiesta y regalo. Nuestra rica gastronomía también las ha incorporado en muchas preparaciones desde tiempo inmemorial. Caldos, tamales, quesadillas, salsas y moles dan cuenta de flores entre sus ingredientes, En los fértiles valles de nuestro país podemos encontrar flor de calabaza, quiote, flor de izote, rosas, claveles, bugambilias, nochebuenas, flor de sábila, colorín, flor de mayo, jilote, crisantemos, cempazúchil, jamaica solo por mencionar algunas.

Aprovechando la temporada primaveral, les queremos compartir una receta para una original ensalada: flor de izote tierna cocida en agua con sal, cebolla morada rebanada muy delgada y desflemada en limón, lechuga francesa, aguacte en cubos y chipotle adobado picado muy finito. Aliñar con sal, pimienta, aceite y vinagre al gusto.

El mejor lugar para adquirirlas con toda seguridad es Atlixco. Quedaremos sorprendidos de la variedad de opciones culinarias que podremos encontrar.