Todo al fuego

En el primer trimestre de 1998 surgió el segundo número de Ars Nova, revista de la comunidad del Colegio de Música de la BUAP, dirigida por Jorge Balbuena. Su epígrafe era avasallador: “Todo al fuego, hasta el arte para alimentar la hoguera”. Bajo tal sentencia, aparecieron una serie de artículos escritos en aquel entonces por alumnos y profesores del Colegio. Con el paso de los años, los alumnos han pasado a ser docentes, ya sea dentro del Colegio o bien en otras instituciones poblanas u otras entidades; algunos de los profesores ya se han jubilado y otros fallecido.

Ars Nova

El nombre de la revista y su epígrafe resultan sugerentes. El simbolismo involucrado remite a un periodo propio de la historia de la música. En Europa, hacia finales de la Edad Media surgió un movimiento de fuertes cambios en la educación humanista de la época, sobre todo en el arte y la arquitectura, que se conoce como periodo Gótico (ca. 1150-1430). Este periodo comprendió a su vez tres subperiodos: Ars Antiqua, Ars Nova y Ars Subtilior; términos empleados para definir estilos musicales de aquella época.

Los teóricos medievales, como Philippe de Vitry, fueron los que dieron nombre a estos cambios estilísticos. De tal suerte, el término Ars Nova (Arte nuevo) se usó para indicar los avances ocurridos, al menos dentro de la música, en los años posteriores al Ars Antiqua (1150-1200). Para muchos historiadores de la música ha llamado la atención el hecho de que un periodo de cincuenta años haya sido considerado como la antigüedad. Sin embargo, resulta pertinente si se toman en cuenta los diversos desarrollos y progresos rítmicos que se dieron en las composiciones del Ars Nova, mismos que fueron rebasados por el Ars Subtilior.

Así, a fin de cuentas, este término resultó una crítica al camino que hasta ese momento había tenido la música polifónica. Y aquí entonces, adquiere sentido el epígrafe de la revista. El arte mismo se convierte en alimento, en combustible de una hoguera que debe ser perenne. El arte, bajo este juicio, significa crítica, y sólo bajo la crítica es que la humanidad puede realizar avances y ampliar sus límites.

Los colaboradores

Entre los colaboradores, cabe destacar la presencia de Felipe Ledesma Guillén, reconocido compositor y director de coros, fallecido el año pasado. Su aporte resulta ser el tercer movimiento de una obra coral a cuatro voces: Cuatro visitas anuales, “Otoño”. Hasta donde sabe, quien esto escribe, son escasas las obras editadas y publicadas de Felipe Ledesma. La obra está precedida por una entrevista que Verónica Jiménez Camacho, entonces estudiante de la Licenciatura en música, realizó a Ledesma Guillén. La entrevista formó parte de un anteproyecto de tesis. En ella se deja entrever el lenguaje directo y crítico de un músico que conocía bien el ambiente cultural del país (nada lejano al actual, o al que se señala en estudios históricos críticos sobre la música en México), y que tras uno que otro “pisotón de callos”, dice verdades dolorosas a las que se les da la vuelta con penosa facilidad.

A través de la reseña de un “Concierto de gala en el [Teatro] Principal”, el pianista Daniel Rodríguez Angulo dejó testimonio del programa ofrecido por la Orquesta de Cámara Normalista dirigida por Jorge Altieri. Una de las obras que destacó fue el Concierto para violín, chelo y orquesta de A. Vivaldi, interpretado por Julio Saldaña y Juan Hermida. El ahora director de la Escuela de Artes de la BUAP, Aarón Joel Vega Arroyo, colaboró con un texto sobre los “Instrumentos en México durante la Colonia”. Un aporte más es la transcripción para guitarra de Solace, de Scott Joplin, hecha por Cleofas Villegas.

Mijael Gutiérrez López (estudiante) señalaba con su artículo la importancia de un compositor como Heitor Villalobos dentro la cultura latinoamericana. Para el autor, el estudio de los compositores latinoamericanos representa la concientización de un legado dentro de una era de globalización, donde el reto es la conservación de la identidad y la libre determinación política, artística, social, cultural, entre otras. Mijael se desempeña actualmente como director de la carrera Ingeniería en Producción Musical en el Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe.

A la hoguera

La música conducida a un sentido de crítica es la hoguera que se puede avivar mediante un buen ejercicio de análisis, evaluación, juicio y reflexión, que alumbre el rumbo de nuestras acciones y haga visibles las decisiones de quienes se mantienen en el poder.

Este texto fue publicado en el diario El Popular, Puebla, Pue., México, el viernes 17 de julio de 2015, en la sección de “Farándula y Cultura”, en la columna semanal “Son, sonata y rock”; Mónica Delgado, editor; Valeria Bautista, diseño editorial.