Puebla musical y colonial

Durante la segunda mitad del siglo XVII, Puebla vivió un auge musical inusitado. La consagración de la catedral (1649), en manos del obispo Juan de Palafox y Mendoza, fue uno de los mayores logros, en donde además de las actividades religiosas centrales se vivió el esplendor de la música. Tal magnificencia llegó a través de un fuerte impulso musical dado por el obispo Diego Romano (1578-1606). De acuerdo con las investigaciones del musicólogo Omar Morales Abril, sus acciones consistieron en institucionalizar la enseñanza de la música, las ceremonias del coro, la contratación de un maestro de capilla, nombramientos de músicos, aumentos de sueldos, y la elaboración de libros de coro.

Maestros de capilla

Para la segunda mitad del siglo XVII, el auge musical poblano estuvo engalanado con las obras polifónicas, las enseñanzas y la administración, principalmente, de cuatro maestros de capilla: Juan Gutiérrez de Padilla (1629-1664), Juan García de Céspedes (1664-1678), Antonio de Salazar (1679-1688) y Mateo de Dallo y Lana (1688-1705). La coincidencia entre el obispado de Palafox y Mendoza y el maestrazgo de Gutiérrez de Padilla marcó un periodo de apogeo musical. La suerte, las finanzas y el interés de los obispos poblanos fueron factores determinantes para retener o contratar a los mejores músicos. La mayoría de los músicos, incluyendo a los maestros de capilla, deseaban ser contratados en la catedral de México, donde podían asegurar un mejor status socioeconómico.

Importación musical

Durante la época colonial, como es bien sabido, hubo una buena cantidad de tesoros y mercancías que se importaron y exportaron entre España y la Nueva España. De tal suerte, a la Nueva España llegaron numerosos libros, entre los cuales destacan los de música. En un ambiente socioeconómico y cultural idóneo, tal como el descrito anteriormente, era indispensable contar con todo el material musical posible. La música era considerada una necesidad, formaba parte de la educación humanista propia del renacimiento.

Enseñanza de la música

A partir de esto se puede comprender la fundación de colegios como el de San Pedro o San Juan, durante el obispado de Juan de Palafox, o el de Infantes (1694). En los dos primeros, las materias principales fueron la gramática, la retórica y el canto llano, fundamento y base de la educación humanista. El Colegio de infantes fue creado para que los niños del coro, una vez que terminaban su servicio, fueran instruidos en la ciencia de la música. Estos niños contaban con becas, y aprendían a leer, a escribir y la música. Si llegaban a demostrar vocación para el estudio, podían acceder al Colegio de San Pedro, o al de San Juan.

La llegada de libros de música

Bajo estas condiciones y necesidades musicales de la Puebla colonial fue vital la importación de textos musicales. Estos, por principios de cuentas, se pueden dividir en los de teoría y los de obras o composiciones, junto con los libros de coro elaborados en Puebla. Evidencia de lo anterior, lo son, por ejemplo, las Obras de música para tecla, arpa y vihuela de Antonio de Cabezón, y El porqué de la música de Andrés Lorente. Ambos libros si bien fueron publicados en España, es seguro que llegaron a tierras novohispanas casi de forma inmediata, en virtud del comercio existente entre los continentes americano y europeo.

Biblioteca “José María Lafragua”

Obviamente, una de las bibliotecas poblanas más importantes desde la Colonia es la Palafoxiana. A la par de ésta se debe considerar la creada por Melchor de Covarrubias en 1592, como “librería de libros”. La finalidad de dicho establecimiento fue la de que los estudiantes del Colegio del Espíritu Santo pudieran contar con libros que satisficieran las necesidades de sus estudiantes. Ésta y otras bibliotecas jesuitas fueron valiosas hacia la segunda mitad del siglo XVIII, por el número de sus obras y el contenido de éstas.

La biblioteca “Lafragua” alberga los libros de Cabezón y Lorente. El acervo de la biblioteca es cercano a los noventa mil volúmenes y, debido a su naturaleza patrimonial e intelectual, tiene la función primordial de dar servicio para la investigación especializada. Afortunadamente, para la protección y conservación de sus materiales históricos, muchas de las obras que contiene se pueden consultar de forma electrónica desde su portal de Internet. Es así como próximamente, se dedicarán varios párrafos a una de las evidencias musicales poblanas más importantes: El porqué de la música de Andrés Lorente.

Este texto fue publicado en el diario El Popular, Puebla, Pue., México, el viernes 10 de julio de 2015, en la sección de “Farándula y Cultura”, en la columna semanal “Son, sonata y rock”; Mónica Delgado, editor; Valeria Bautista, diseño editorial.