CURNONSKY Y LA POLITICA GASTRONOMICA

Curnonsky es el seudónimo del escritor, periodista y gastrónomo francés Maurice Edmond Sailland, quien viviera para conocer lo más tradicional de la cocina francesa y escribir sobre ello. Curnonsky, palabra inventada a partir de Cur ("por qué" en latín)  non  (no)  y el sufijo sky con el propósito de darle un giro ruso al término.

Hombre de gran talla, 1.85 mts de estatura y unos bien ganados 120 kg de peso, fue asiduo concurrente a los mejores restaurantes parisinos en donde dejó memoria de su sólido apetito. Además de haber sido colaborador de los periódicos de su época, fue novelista y autor de obras de teatro. Sus amplios conocimientos sobre literatura los pondría en pro de la difusión de la cocina francesa.

Como producto de sus viajes por la provincia Gala, publicó una serie de obras titulada: La France Gastronomique. Su trabajo hizo que miles de aficionados conocieran sobre Francia y su maravillosa cocina. Con este trabajo, daba los primeros pasos a lo que después se llamaría turismo gastronómico.

En 1927, fué nombrado por la revista Le Bon Gite et la Bonne Table (El buen Albergue y la Buena Mesa) como  El príncipe de los Gastrónomos. Continuando con la intención de Brillat-Savarin -el ilustre abogado y gourmand del siglo XIX- de crear una Academia de los Gastrónomos, vio cristalizada su obra hasta 1930. Su intención era dar prestigio a la cocina burguesa y regional. Siempre se apegó al principio de que la buena cocina resaltaba el verdadero sabor de los alimentos.

Dueño de un pequeño hotel - restaurante, continuó escribiendo acerca de gastronomía y política tal como lo haría su maestro Brillat Savarin. Refiriéndose a las fracciones parlamentarias de los políticos, refería cómo podría describírseles de acuerdo a lo que consumían:

La extrema derecha sólo admite la alta cocina de los banquetes diplomáticos.

La derecha gusta de la cocina familiar tradicional, los viejos licores y los platos cocidos a fuego lento.

El centro aprecia el regionalismo y acude a los restaurantes.

La izquierda prefiere la cocina consumida de pie y de prisa. Omelette y un poco de jamón. Es practicante del gastronomadismo acérrimo.

La extrema izquierda: suele llamar comida exótica a todo lo que consume.

Desgraciadamente, nuestro notable escritor murió al caer de una ventana en 1952. A partir de su deceso, ya se cuentan en ochenta el número de establecimientos de restauración que lo nombran como huésped distinguido en una placa de cobre a su entrada.

Honor a quien honor merece. Bon Apetit!