EL CALDERO MAGICO

La mitología Celta vinculaba a los calderos con las celebraciones y la regeneración. Así es, las más viejas leyendas de este pueblo que hacia el s. IX a. C. se distribuiría por el occidente de Europa, nos hablan de mágicos calderos capaces de realizar portentos inimaginables. Se decía que algunos podían alimentar a mil hombres, otros que lograban infundir sabiduría a aquel que probase un cocido preparado en ellos o incluso se les llegó a atribuír el poder de devolver la vida a los guerreros con tan sólo ser sumergidos en su contenido.

La sombría y gélida Jutlandia, la Dinamarca de hoy, nos da muestra de semejantes prodigios. Nos referimos al mítico y poderoso Caldero de Gunderstrup notable pieza labrada en plata que nos remite a fieras hazañas de invencibles héroes que nos dejarían testimonio de sus batallas así como una herencia cultural. El caldero mágico sigue recreándose aún en nuestros días en los pucheros y caldos de pollo de nuestras tardes en recuperación.

Caldero de Gunderstrup

Guerrero siendo sumergido en el caldero. Grabado en el interior del caldero.

Desde los poderosos cocidos y memorables calderetas de la más antigua culinaria del Viejo Mundo, como el caldo gallego, el cocido madrileño, la  mediterránea bullabesa, o el muy eslavo borsch hasta nuestros entrañables y queridísimos mole de olla, birria, menudo o consomé de barbacoa son capaces de reponer al más desfalleciente que haya logrado sortear los estragos de una noche de meritorios esfuerzos gastronómicos.

Las noches y días de excesos se ciernen sobre nosotros. Imposible es, querer presentar oposición. Recordemos pues la noble sabiduría de los calderos para salir bien librados en esta ocasión. Preciso es sobrevivir a esta temporada y salir cantando victoria después de haber hecho frente a pelotones de pavos y lechones exquisitamente asados, bacalaos y romeritos en irresistibles salsas, celestiales chipotles resguardados de ayocotes, turrones, y legiones de frutos secos, peladillas y bombones acompañados de  añejados vinos y licores.

Que no se diga que el Caldero de Gunderstrup actualmente en exhibición en el Museo de Arqueología de Copenhague es muestra de un engaño. Calderos de oro, plata, bronce, cobre, hierro y hasta de fino barro confirman la importancia de su presencia en grandes festividades. Salas enteras de prestigiosos museos de todo el mundo exhiben en sus vitrinas a estos mágicos objetos hermosamente decorados como prueba fehaciente de su empleo por su capacidad de dar energía revitalizante a lo que se cuece en ellos.

Entre los pucheros anda el Señor, y no es mentira. Felicidades.