Las cooperativas tienen actualmente unos 25 millones de socios activos en América Latina y el Caribe y, sin duda, juegan un papel principal en el crecimiento de la región y en la bancarización de la población.

El cooperativismo surge como alternativa de la filosofía de trabajo solidario y ayuda mutua y la primacía del hombre y su bienestar. En el año de 1844, 27 hombres y 1 mujer fundaron la primera Cooperativa en el poblado de Rochdale, Inglaterra.

Con la puesta en marcha de esta cooperativa en el siglo XIX, surgen los fundamentos filosóficos, doctrinarios y operativos, que inspiran a estas empresas hasta nuestros días.

Una cooperativa es una sociedad organizada voluntariamente por un grupo de personas para servirse a ellos mismos y para impactar positivamente a la comunidad que los contiene. El trabajo cooperativo se basa en la ayuda mutua y la seguridad de que sus socios trabajan en equipo,  para un bien común. El propósito principal de una cooperativa es brindar el mejor servicio a sus afiliados.

En Latinoamérica cerca de 65% de la población aún no tiene acceso a servicios bancarios. Esta cifra la convierte en la región, a nivel mundial, con más piso para el desarrollo de cooperativas y de clientes de servicios bancarios.

Estas entidades, son un medio de ahorro y crédito para personas con recursos económicos limitados, explica Martín Naor, CEO de Bankingly, empresa dedicada a ofrecer soluciones tecnológicas a estos entes financieros.

Las cooperativas pueden ser realmente un motor de desarrollo de servicios financieros porque mantienen una relación muy estrecha con sus clientes. Esta cercanía les permite y facilita conocer profundamente a sus usuarios, que además suelen tener intereses comunes tales como la profesión, el lugar de trabajo o la ubicación en una misma área geográfica.

No obstante, aunque Naor acepta que muchas cooperativas de América Latina suelen ser instituciones con poco desarrollo tecnológico y que este elemento es clave para lograr mantenerse y competir con el resto de la oferta bancaria, sabe que estas organizaciones de ahorro y crédito llegan a plantearse las mismas preocupaciones que un gran banco, sobre todo cuando buscan expandirse y captar más personas.

Ante estas realidades, el experto en soporte aclara que la competencia entre bancos y cooperativas no necesita ser despiadada, ya que pueden existir alianzas entre cooperativas y bancos. El que el exista un 65% de población no bancarizada en la región,  abre posibilidades para ambos sectores.

Además, aunque los clientes no hayan entrado a la formalidad financiera, de seguro sí han tenido acceso a teléfonos inteligentes y redes sociales, por lo que ya exigen procesos rápidos y confiables. Naor explica que el trabajo entre estas diferentes entidades puede ser de beneficio mutuo: En el mundo hay 1 billón de personas bancarizadas, y en los próximos 5 años se espera bancarizar a otro billón. En el logro de este objetivo las cooperativas están jugando un papel fundamental y recibirán todo el apoyo de las empresas de servicios bancarios interesadas en expandir su influencia.