Acertado y oportuno mensaje del Papa Francisco acerca del sistema económico mundial.

“La economía de la exclusión y la inequidad mata”: Papa Francisco

                                                      Por: Jaime Gómez Bretón.

“Bergoglio traza su hoja de ruta en el primer gran documento de su pontificado: acabar con la desigualdad y reformar las estructuras de la Iglesia”

                                                                                                                                           Fuente: EL PAÍS

¡No nos dejemos engañar y seducir por los lobos con piel de oveja! Ante el modelo de política económica neoliberal promovido por las prelaturas de la llamada “Religión Democrática”, muchos tecnócratas y “Chicago Boys” nos hacen creer que hay un solo Dios: El poder; avalado por sus compinches: la idolatría al dinero y la acumulación desmedida de la riqueza.

La consecuencia: una sociedad mundial disque globalizada que engendra más pobreza, desigualdad, soledad, depresión, violencia, falta de sentido de vida, vacío y poca, escasa o nula satisfacción de las necesidades más elementales para vivir con dignidad.

Por su parte, en sus 142 páginas de la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), el Papa Francisco nos dice con respecto a la exclusión e inequidad:

• Así como el mandamiento de “no matar” pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir “no a la economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata.

• No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión.

• No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad.

• Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad  y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil.

• Grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas, sin trabajo, sin horizontes, sin salida.

• Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar.

• Hoy se reclama mayor seguridad; pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de la sociedad, será imposible erradicar la violencia.

• Se acusa de la violencia a los pobres, pero sin igualdad de oportunidades, la guerra encontrará su caldo de cultivo.

• El sistema social y económico es injusto en su raíz.

El mensaje es directo a políticos y financieros:

“Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz”.

“Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados”.

“Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y reglas”.

“No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.

¡¿Así o más claro?!

Ojalá que en esta Navidad reflexionemos todos nosotros que nos decimos católicos y seguidores de Cristo para que entendamos que la economía es una ciencia social que está al servicio de la persona humana, y no que el hombre debe servir a los “becerros de oro” que se han inventado de ella.

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