Se requiere un cambio de rumbo urgente: ¡volver a la Economía Solidaria!

 

Doctrina Social de la Iglesia: Valores para la Economía

 

Por: Jaime Gómez Bretón.

 

“La actividad económica y el progreso material deben ponerse al servicio del hombre y de la sociedad…” Primeras Comunidades Cristianas…

 

                                                                                  Fuente: Doctrina Social de la Iglesia

 

“¡Muerte a los valores cristianos y a toda moral!”, ese es el mensaje oculto y que, con acción gradual, se nos ha ido imponiendo hasta convencernos que es la forma “normal y correcta” de conducirnos como sociedad. El ámbito económico y financiero no ha sido la excepción. Estos campos se utilizan como medios de deshumanización para satisfacer intereses propios de personas e instituciones.

 

“Quien no conoce a Dios, en cualquier lado se inca”. Inclinamos la cabeza de manera honorable ante quien se sabe que ha robado; ante los actos ilegales e inmorales de quien se ha hecho “modelo a seguir” de éxito económico, liderazgo y gran competidor.

 

 Recibimos con alfombra roja y caravana a las trasnacionales que vienen a enriquecerse de nuestros recursos ignorando a nuestra gente, y estamos orgullosos de decir y enseñar abiertamente que “el que no tranza, no avanza”, como si esta afirmación fuera moral. Hemos erradicado los valores.

 

 

Entre este panorama  poco alentador, de modelos promovidos que demuestran su fracaso social y económico, y lo que todos buscamos en lo más profundo de nuestro ser que es vivir con dignidad y paz, lo único que hay es volver a los valores, las buenas costumbres y la moral; comenzando en el seno familiar.

 

 

 Para ello, la Doctrina Social de la Iglesia nos dice qué hacer. Refiere todo lo concerniente a la persona humana y la forma de conducirse para ser feliz aquí, trascender y proyectarse a la eternidad.

 

Entre afirmaciones y valores relacionados a La Vida Económica nos dice:

 

·        Los bienes económicos y la riqueza no son condenados en sí mismos, sino por su mal uso.

 

 

·        De Dios proviene todo bien como un don que hay que administrar y compartir: Justicia Social.

 

 

·        El “rico”  es aquel que pone su confianza en las cosas que posee más que en Dios.

 

 

·        Economía: instrumento para el crecimiento integral del hombre y de las sociedades.

 

 

·        La riqueza existe para ser compartida. Los bienes conservan siempre un destino universal. Por ello, toda forma de acumulación indebida es inmoral.

 

 

·        La raíz de todos los males es el afán de dinero, dejarse llevar por él nos extravía en la fe, genera apego desordenado y esclaviza a la posesión y goce inmediato: civilización del consumo o consumismo.

 

 

·        Quien tiene las riquezas sólo para sí no es inocente; darlas a quien tiene necesidad significa pagar una deuda.

 

 

·        En la vida económica debe respetarse la dignidad humana, porque el hombre es el autor, el centro y fin de toda la vida económico-social.

 

 

·        No es aceptable un crecimiento económico obtenido con menoscabo de los seres humanos condenados a la indigencia y a la exclusión.

 

 

·        En la actividad económica el hombre debe ser libre, responsable,  sujeto creativo y relacional.

 

 

·        La empresa debe servir al bien común y no a los intereses personales de alguno; no es sólo una sociedad de capitales, sino de personas; tiene una función social y responsabilidad solidaria.

 

 

·        No siempre el beneficio indica que la empresa esté sirviendo adecuadamente a la sociedad.

 

 

·        El recurso a la usura está moralmente condenado.

 

 

·        El empresario, al tener en cuenta el objetivo económico de la empresa, debe limitar las ganancias, compartirlas  y respetar la dignidad humana: cobrar y pagar lo justo.

 

 

·        La labor del Estado debe estar orientada al bien común; crear y regular situaciones favorables al libre ejercicio de la actividad económica definiendo un marco jurídico apto: Principio de Subsidiariedad.

 

  

·        El Estado y el Mercado deben actuar concertadamente y ser complementarios. Establecer los límites a la autonomía de las partes para defender a la más débil: Principio de Solidaridad.

 

 

Economía de éxito ¡hoy olvidada! De nuestra voluntad, fe y acciones depende enderezar el sendero en este nuevo año que comienza.

 

 

Recordemos las palabras de Benedicto XVI:

 

 “Ser cristiano implica salir del ámbito de lo que todos piensan y quieren, de los criterios dominantes, para entrar en la luz de la verdad sobre nuestro ser y, con esta luz, llegar a la vía justa”.

 

 

 

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