¿Qué somos? ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos? Preguntas trilladas cuyas respuestas lo son aún más, utilizadas como falso método de conocimiento y autorreflexión en situaciones que van desde una entrevista laboral hasta una conversación nocturna con la almohada, ¿lo mejor de todo? Cada una de ellas se responde de manera diferente de acuerdo a la perspectiva de cada quien, ¿lo peor de todo? Es que siempre quisiéramos la respuesta que más se parece a lo que pensamos. No siempre es así.

Todos siempre estamos en la incansable búsqueda de ese utópico lugar de plenitud, ese trabajo perfecto, ese país sin violencia, esa casa grande y luminosa, esa pareja comprensiva, esos amigos incondicionales, siempre buscando productos terminados como si todo estuviese listo en algún lugar para llegar y tomarlo como trofeo a nuestras decisiones, trabajo y hazañas. Nunca es así.

No existe un lugar perfecto, pero sí existen aquellas condiciones que juntas en su mayoría, pueden hacerte sentir en la perfección. Y lo que no siempre aceptamos y reconocemos, es que la perfección incluye incomodidades, encrucijadas, toma de decisiones, desvelos, enfrentamientos, pero lo que logrará que te sientas pleno en dicha situación será cuando la suma de las cosas buenas sea superior a la de las no tan buenas, cuando el aprendizaje de las no tan buenas te traiga cosas buenas y cuando las cosas malas te ayuden a alinear las velas hacia las cosas buenas.

Creo que la búsqueda de la felicidad no es una búsqueda, es más bien una construcción, una sucesión de hechos, una reacción de nuestros actos y un resultado de nuestras decisiones. ¿Qué pasa si las cosas no salen bien? Es una excelente oportunidad de ir a probar nuevos caminos, de alinear la vista hacia nuevos horizontes, hacia horizontes que satisfagan a tu persona, atardeceres que te roben suspiros, sonrisas que te roben sonrisas, metas que te hagan ir tras ellas. Todo final es el inicio de nuevas etapas que siempre vale la pena vivir y que siempre, aunque a veces no podamos verlo, siempre nos dejan algo.

Lo que no es correcto, es ignorar las señales, no escucharte a ti mismo, no enfrentar los problemas… Los problemas se alimentan, de la indiferencia de quienes deben atenderlos.