Todos siempre hemos escuchado hablar sobre la productividad como el Santo Grial de las organizaciones, que si los suizos, los estadounidenses, los ingleses. Todos siempre buscando la poción mágica que traiga esa rara y por todos anhelada característica en nuestros empleados, contratando una y otra vez las mismas posiciones en busca de aquel ser cuasi glorioso que traiga la productividad a la plaga de haraganes que tenemos en la empresa y no podemos despedir. Buscamos, buscamos, buscamos y no encontramos ¿no has pensado que eso que buscas para tu empresa puede no ser un “alguien” sino un “dónde”?

Aquí va mi opinión, el buscar la productividad fuera de nuestra organización es un gran error y constante distracción de un gran número de empresas. La productividad no es algo que venga en la genética de un candidato, ni algo que podamos pedir por internet, ni algo que quepa en un disco duro y mucho menos algo que pueda ser alimentado con electricidad. La productividad es un ambiente, compuesto por muchos factores, que se siembra y crece lento, que se fomenta y se mejora día a día. La productividad es una atmósfera que debemos aprender a equilibrar en nuestros equipos de trabajo, una suma de acciones, muchas de esas son rechazadas por los empresarios al denominarlas “gastos”.

Algunos tips para mejorar (o generar) ambientes laborales productivos:

1. Aprovecha los beneficios de las TI’s: Las Tecnologías de Información son una excelente herramienta para incrementar la productividad en tus equipos de trabajo, permiten que las actividades se lleven de forma más rápida, ordenada y lo mejor de todo es que siempre guardan registros de quien, como, cuando y donde se realizó cual transacción. Nos evitamos el “quien sabe yo no fui”. Algunos dicen que son caras, les comparto una frase:

“Si piensas que los costos de ser competente son altos, prueba los de la incompetencia.”

2. No hay crecimiento sin capacitación: ¿Qué piensan las empresas que no capacitan a sus empleados? ¿Sabrán que se están generando un cáncer que podría hacerlas desaparecer? A ver, pongamos las cosas claras, ¿tienes a tu trabajador de 8 de la mañana a 9 de la noche trabajando y te atreves a culparlo de que lleve años haciendo las cosas de la misma forma? El único mundo que conoce es el de su cubículo y esa es responsabilidad tuya. Genera un plan de capacitación donde le permitas a tu personal aprender cosas nuevas, que amplié su campo de visión, que conozca nuevas herramientas, alguien que no tiene tiempo de vivir, difícilmente tendrá tiempo de innovar. ¡Capacita! No es un gasto, es la mejor inversión que existe.

3. Crea un ambiente ergonómico: Muchos podrán decir que es una exageración, una tendencia ostentosa y ridícula filosofía que solo nos hace gastar en estúpidos escritorios amplios e innecesarias sillas confortables. Traten de trabajar 10 horas sentados en una silla sin respaldo, con poca iluminación y un clima de 30°, y pues luego hablamos.

4. Reconoce los logros de tu equipo: Todos siempre necesitamos saber que estamos en el camino correcto. Entiendo que los jefes de la vieja escuela, oxidados y obsoletos están educados para siempre pedir más, sentir que sus empleados siempre son los peores, los más flojos y los más abusivos. Lo cierto es que si eres un jefe del siglo pasado, mereces un equipo del siglo pasado. Reconoce y premia los extras de tus empleados, hazles saber que admiras lo que hacen por tu organización, permíteles saber que estás orgulloso de tenerlos en tus filas. No hay nada más productivo que un empleado motivado.

5. Si medio pagas, medio trabajan: Pagas el salario mínimo y crees que ya cumples con tu parte por apegarte a lo que pide la ley, seguro buscas en tu empresa al típico burócrata come torta olorosa de medio día que solo oprime botones de una inútil y mecánica forma. Debes retribuir el esfuerzo de tu equipo, permitirles tener una buena vida y ofrecerles crecimiento económico gracias a su trabajo. No puedes pensar que los buenos sueldos solo están en las grandes empresas, es preferible tener un equipo pequeño y bien remunerado que una bandada de trabajadores a medias tintas que muy en contra de ser productivos, siempre buscarán la forma de cómo no serlo.

Una empresa productiva no es aquella que contrata a gente productiva, una empresa productiva es aquella que contrata gente flexible, dinámica e inteligente, y le brinda un ambiente cómodo que genera conocimiento, innovación y lo más importante, que le hace amar su trabajo. No hay mejor ingrediente para la productividad que un empleado feliz.