“Todo en esta vida toma tiempo.” Frase que muchas veces sentimos trillada, pocas veces tomamos en serio. Una carga para las empresas de todos los tamaños que se ha vuelto generalizada es la retención del personal, ahora la gente no solo busca un trabajo que cubra sus necesidades económicas, sino un crecimiento personal e intelectual, incluso llegan a anteponer el aprendizaje a la remuneración que sus actividades generen. El surgimiento de ONG’s para atender los problemas sociales y ambientales responden a esta premisa, estamos buscando satisfacción por lo que hacemos y el dinero ya no lo es en su totalidad.

Hoy tomamos un empleo un lunes y para el viernes sabemos si regresaremos el próximo lunes o no. Muchos lo llaman “inestabilidad laboral” otros simplemente queremos estar en un lugar que nos llene, que nos haga felices al trabajar, que nos enseñe y donde podamos implementar lo aprendido. Esta búsqueda de la plenitud laboral ha llevado a las compañías a una crisis de rotación de personal que eleva sus costos y pone en jaque a sus procesos por las numerosas vacantes y el tiempo que les toma cubrirlas. Las empresas deben pensar en ser bien vistas por los ojos de quienes buscan un empleo.

¿Cómo lograr que la gente quiera venir a trabajar en nuestras empresas? ¿Qué es lo que la nueva generación de egresados busca en las organizaciones? No es tan difícil como se lee, hoy buscamos mejores espacios para trabajar, un buen ambiente laboral, horarios justos que nos permitan tener una vida personal (no señores, el platicar con el del cubículo de junto no es hacer vida social), remuneraciones justas y actividades que nos hagan pensar y claro, la oportunidad de poder mejorar nuestros lugares de trabajo; buscamos espacios donde nuestras ideas puedan florecer y dar frutos.

Si no me creen y consideran que mis palabras rayan en la utopía profesional, volteen a ver a las grandes empresas líderes en ambiente y desarrollo laboral como Unilever, Google, Kimberly-Clark, Microsoft, siempre buscando dar mejores prestaciones, organizando actividades de integración, fortaleciendo ese sentido de pertenencia entre sus colaboradores. Si lo que digo no fuera cierto, seguiríamos en la época de Taylor con las empresas midiendo nuestros movimientos y controlando nuestros parpadeos para elevar los niveles de producción.

Ahora bien, no solo las grandes corporaciones pueden ser atractivas para trabajar, el tamaño no es un factor para saber que el crecimiento de una empresa va de la mano con el crecimiento de su gente. Termino con una frase y les deseo una productiva semana:

“Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él.” John F. Kennedy