En estos últimos días me he enfrentado a situaciones que demuestran las prioridades de la gente en estos momentos y me han hecho reflexionar acerca de lo que quiero inculcarle al hijo que estoy próxima a traer al mundo.

Primero, me encuentro con la historia de una azafata chilena que espera encontrar ‘al amor de su vida’ en el asiento J1 de buisness class en algún vuelo internacional. O sea, a esta señora no le importa si esta persona que ocupa ese lugar tiene otra familia, es narcotraficante, violador, asesino o machista, siempre y cuando tenga el dinero suficiente para pagar por ese asiento. Por cierto, ella tiene un videoclip de su sencillo ‘volando’ en youtube, donde explica que ‘volando’ encontrará a este príncipe azul.

Después, observando de cerca los acontecimientos en Venezuela, me percato de la lucha de ideologías que han se han llevado a la calle. Por un lado, tenemos un régimen autoritario tratando de imponer un sistema que se ha demostrado una y otra vez que no funciona y que en lugar de beneficiar a todos por igual, de lo que se trata en teoría, beneficia y concentra poder y riqueza en unos cuantos. Por el otro lado, la oposición más allá de manifestarse por la ciudadanía y sus derechos, encontraron la oportunidad perfecta para polarizar al país pensando que la libertad se puede comprar con billetes verdes y que ésta significa poder comprar ropa de diseñador y autos lujosos.

Asimismo me encuentro con que en mi país se manifiestan sinaloenses, entre ellos mujeres entaconadas con bolsas Gucci, Chanel y Louis Vuitton, para pedir un buen trato al Chapo Guzmán, que se niegue la extradición e incluso su liberación. Parece que a estas personas no les importa los crímenes que este individuo cometió en contra de todos los mexicanos; las extorsiones, los asesinatos, los secuestros, maltratos y todo lo que va detrás del tráfico de drogas pasan desapercibidos cuando un señor te ofrece excelentes fiestas, buen licor, ropa y artículos de diseñador.

Ejemplos de tres países latinoamericanos que viven movimientos sociales importantes, pero que parecen estancarse. Desde hace unos años muchos hablaban del despertar de Latinoamérica y se hablaba de cambios sociales importantes que se gestaban en el continente, pero hoy volteo a mi alrededor y veo una réplica de los reality shows gringos que nos hablan de mansiones, automóviles y cuerpos esculturales. ¿Dónde quedó esa revolución mental de la que tanto se habló?

Nos quejamos amargamente de nuestros políticos y su forma de vida, pero lamentablemente todos, a nuestro nivel estamos haciendo exactamente lo mismo porque nuestro objetivo es el mismo: ‘la buena vida’ bajo una concepción 100% monetaria o materialista.

Por todo esto hoy decidí darme vuelta en u porque pienso construir para mi hijo un mundo con verdadero contenido y con un objetivo claro: ser feliz.