Hoy amanecimos con la tragicómica noticia del plagio realizado por Melania Trump para su discurso en la Convención Nacional Republicana. Mucho se dice de este tema y algunos argumentan a favor y otros en contra de la eslovena, pero en el fondo, más allá del plagio, lo que nos demuestra esta situación es la falta de elocuencia y preparación de esta mujer. Terrible y de pena la situación que se vive hoy en el circo de pre elecciones en Estados Unidos; mismo circo que vivimos nosotros hace algunos años, protagonizado por la hoy pareja presidencial.

Me resulta increíble que haya llegado el día, después de todo el espectáculo dado por Donald Trump, sus seguidores y su círculo, el momento tan temido por muchos; su candidatura es oficial.

Muchos beneficios tiene la democracia y siempre he creído que las decisiones apoyadas por la mayoría son, en el mayor de los casos, las mejores. Sin embargo, la democracia tiene varios defectos y graves; el principal, la educación o mejor dicho, la falta de educación que enfrentamos varios países hoy en día. Y con varios países no me refiero únicamente al tercer mundo. Tal como lo vimos con el Brexit y tal como lo estamos viendo con Donald Trump, el mundo de hoy, a pesar de que nunca antes había tenido tanto acceso a la información, vive en una ignorancia y manipulación tal, que asusta.

Entiendo que el Brexit se debió a una combinación de factores que llevaron al sí, la falta de participación de los jóvenes, el exceso de manipulación y la falta de información de las generaciones mayores; sin embargo, en estricto rigor, la mayoría ganó. La mayoría de los que acudieron a las urnas, misma mayoría que una vez después de haber votado llegó a su casa y googleó ‘¿qué es la Unión Europea?’. Situación similar a la que vivimos en México hace 4 años, cuando, a pesar de que el 62% de la población votó, Enrique Peña Nieto ganó con tan solo el 38% de ese 62% ¿la mayoría? Sumado a esto, podemos hablar del nivel de educación de ese 38%.

Quisiera dejar claro que al hablar de educación me refiero a la que va más allá de acudir a la escuela; a un nivel socio cultural que permite generar criterios propios y a pensar fuera de la caja, fuera de lo que se nos dice y fuera de lo que vemos en la televisión. Una educación que nos permite saber cuando tratan de manipularnos y que nos ayuda a tener un panorama abierto e informado acerca de cualquier situación.

Ahora bien, hablo del talón de Aquiles de la democracia, precisamente porque hoy nos encontramos ante un panorama nada alentador, en el que, probablemente, se conjunten los factores necesarios para que Trump gane la presidencia. En caso de que la mayoría educada no salga a votar y que los seguidores de Trump, animados por sus mensajes ‘nacionalistas’ salgan en montones a votar podríamos revivir un Brexit, un Peña Nieto y su Gaviota o un Chávez de ultra derecha. Triste como el mundo entero depende de ese número de estadounidenses que no se han dado la oportunidad de ver más allá de lo que Trump y su maquinaria dicen de ‘Killary’ o de Obama; ya ni hablar de los que aseguran que Obama es un musulmán que vendió a Estados Unidos al Medio Oriente y pronto conquistará al mundo.

Probablemente los estadounidenses merezcan un presidente como Donald Trum, así como los británicos el Brexit o los mexicanos a Peña Nieto. De los errores se aprenden y las sociedades, a veces, necesitan fuertes acontecimientos para madurar como pueblo.

En fin, creo que la democracia podrá beneficiarnos mucho como sociedad el día que nos encarguemos de educar a nuestros hijos a buscar más allá y nos responsabilicemos como ciudadanos. Conozcamos quiénes son los interesados en los cargos públicos, qué han hecho y qué han dejado de hacer. No se trata de quejarnos una vez que estos personajes estén ocupando ya el cargo público, se trata de adelantarnos y usar la democracia a nuestro favor; a favor de la mayoría, pero de la mayoría educada.