Con la esperanza de inyectarle un poco de sabor a sus vidas, Phil Foster (Carell) decide llevar a su
esposa Claire (Fey) al restaurante más popular de Manhattan. Sin embargo, no tienen reservación. Con
la esperanza de que les otorguen una mesa, se roban la reservación de una pareja que no se presentó
al lugar. ¿Cuál podría ser el daño? Phil y Claire ahora son los Tripplehorns, pero... los verdaderos
Tripplehorns resultan ser una pareja de ladrones que están siendo cazados por un par de policías.
Phil y Claire se embarcan en una salvaje y peligrosa serie de aventuras para salvar sus vidas y su
matrimonio.
Opinión
Las screwball comedies, o comedias locas, nacieron en los años treinta como antídoto contra la
crisis. El cine era un pasatiempo relativamente barato para una sociedad golpeada por la Gran
Depresión, y las señas de identidad del género (visión anárquica de la vida, lucha de sexos,
romanticismo, tramas ...
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Las screwball comedies, o comedias locas, nacieron en los años treinta como antídoto contra la
crisis. El cine era un pasatiempo relativamente barato para una sociedad golpeada por la Gran
Depresión, y las señas de identidad del género (visión anárquica de la vida, lucha de sexos,
romanticismo, tramas altamente improbables.) alimentaban las ansias por el desenchufado de la
realidad con unas películas maravillosas de ínfima trascendencia social. Tras su reinado, las
aportaciones posteriores nunca han tenido la suficiente continuidad (ni en calidad ni en cantidad)
como para hablar de un renacimiento, salvo, casualidad o no, en los años ochenta, cuando la recesión
económica acaecida entre 1980 y 1982 daba de nuevo con el mazo.
Viene todo esto a cuento porque entre infinidad de comedias románticas que buscan la identificación
del espectador con personajes reconocibles y situaciones apegadas a la cotidianidad, casualidad o
no, ahora que de nuevo nos atiza la crisis, se han colado en apenas unos meses tres ejemplares
perfectos de screwball comedy (perfectos en el sentido de las intenciones, la calidad es otra cosa):
Los fantasmas de mis ex novias, Ex-posados y Noche loca. Vehículo al servicio de dos estrellas de la
televisión como Steve Carell y Tina Fey, Noche loca se alimenta de esa vuelta de tuerca que coloca a
una persona abonada a la rutina y el autocontrol en una situación desbocada que conlleva el traspaso
de la frontera de la realidad a la inverosimilitud, de la comedia a secas a la comedia loca. Muy en
la línea de tres de las obras señeras de los ochenta, Entre pillos anda el juego, Cita a ciegas y Un
pez llamado Wanda, a las que se podrían añadir unas gotas del gamberrismo de otra contemporánea que,
sin ser pura screwball (le faltaba la guerra de sexos), al menos se acercaba: Granujas a todo
ritmo.
Sin embargo, expuestas las singularidades, habrá que dejar claro que Noche loca queda un par de
escalones por debajo de sus referentes. Aunque se vea con cierto agrado, salvo ese estruendoso Mark
Wahlberg sin camiseta, los secundarios nunca dejan poso; como las situaciones; como los diálogos.
¿Le falta locura? No, le falta calidad, le falta viveza. (Javier Ocaña, El País) menos«
Título original
Date Night
Próximo estreno: 30 de
Actúan
Steve Carell, Tina Fey, Mark Wahlberg, Taraji P. Henson, Common
Próximo estreno: 30 de
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