Lo más evidente en Choses secrètes (Jean-Claude Brisseau 2002) es la fractura habida entre el fracaso de la muchacha tutora y el éxito de su educanda. El plan concebido por las dos chicas arribistas comporta dos resultados extremos expresados en el encarcelamiento de la primera y en el enriquecimiento de l ... más» Lo más evidente en Choses secrètes (Jean-Claude Brisseau 2002) es la fractura habida entre el fracaso de la muchacha tutora y el éxito de su educanda. El plan concebido por las dos chicas arribistas comporta dos resultados extremos expresados en el encarcelamiento de la primera y en el enriquecimiento de la segunda. Es esta partición de los destinos de cada una lo que nos permite hablar de Choses secrètes como de un film emparentado con el melodrama. El parentesco aludido es sin embargo ambivalente, pues si bien el film de Brisseau se vale de la disposición melodramática de su materia (el ascenso obtenido a base de manipulaciones afectivas, el arrepentimiento de la "chica mala" en su desgracia), también tiene la virtud de defraudar toda expectativa melodramática mediante el (in) cumplimiento del programa erótico-arribista de las dos chicas. Nuestra inscripción (in) cumplimiento responde al propósito de hacer notar las dos caras del resultado narrativo, en el cual están presentados a la vez el éxito y el fracaso del mismo programa. Este (in) cumplimiento está revelado por otro lado por el hecho de que la "chica mala" se enamora sin enriquecerse mientras que su contraparte "buena" se enriquece sin enamorarse. En sentido estricto, lo melodramático consiste en juntar esos dos elementos, riqueza y amor, en un solo destino. El plan de las muchachas, por el contrario, los disocia desde el principio por medio de la repetición de la orden "No te enamores". Con el término (in) cumplimiento queremos señalar que Choses secrètes realiza el melodrama defraudándolo. Las dos caras del resultado, en conformidad con la lógica melodramática, separan el estado puro de la felicidad del de la infelicidad como estados inaccesibles entre sí. La pantalla convierte en literal el juego de la inaccesibilidad entre estos dos estados al mostrar a la chica pobre mojada por el aguacero, bajo el cual también se halla la chica millonaria, que no se moja. Esta literalización fotográfica puede ser vista a la vez como un acuerdo con el melodrama (lo asume con exageración) o como un desafío hecho al melodrama (se burla de él con esa misma exageración). Desde este punto de vista habría que evaluar también la orgía sexual de los "malvados" del filme, así como la convivencia erótica de las dos muchachas presentada como un instrumento en la ejecución del melodrama que Choses secrètes (in) cumple de continuo. (POR: Grancine.net)  menos«