La aprobación de la reforma energética se dió en medio de un timing perfecto para el Presidente Peña Nieto, todo mientras Michelle Obama distrae el clamor popular con su lapsus amorosus.

La aprobación de la madre de todas las reformas se dió en el tiempo y momentos previstos. Tiempos calculados con precisión quirúrgica pero ajenos dos circunstancias que al final contribuyeron al próposito. El infarto de López Obrador fué tan oportuno como el funeral de estado de Nelson Mandela.

Estos acontecimientos permitieron a las fuerzas políticas unidas en torno a los cambios constitucionales,  mantener el control político y reducir así el riesgo de una insurrección nacionalista.

AMLO seguramente se veía amarrado a si mismo a una de las plataformas de altamar de PEMEXpara defender la soberanía energética pero en lugar de eso tuvo que estar amarrado a su cama durante todo el drama que se vivió en los últimos días.

Algunas voces sugieren que esta situación fué pactada por los mismísimos Dioses del Olimpo. Sin embargo y a pesar de que en lo personal  no estoy de acuerdo en muchas de las posturas del líder de MORENA, creo que al menos su congruencia no es uno de los aspectos a debatir.

Al otro lado del mundo el funeral de Madiba permitió al Presidente de la República salir de una olla de presión que comenzaba a silbar.

En el estadio mundialista  de Sudáfrica y en medio del funeral de estado más importante desde el fallecimiento de Gandhi, hasta la esposa del Primer presidente afroamericano de Estados Unidos contribuyeron sin saberlo a la calma peñista.

Los trending topic de Twitter han girado  en torno a la figura de Obama y su desliz danés, pero ninguno de ellos menciona tan siquiera algo que tenga que ver con PEMEX o la reforma aprobada. En el larguísimo vuelo hacia México,  un pensamiento presidencial que tal vez haya dado vueltas en la cabeza del principal actor de este drama mexicano es; Gracias Michelle.

Después de aprobada está última reforma solo nos queda a los mexicanos asegurarnos de que transite con transparencia y de que al final los recursos que se generen contribuyan al mejoramiento de la educación así como a la implementación de programas de gran alcance y con un sentido social genuino que combatan la a pobreza.

México no puede seguir caminando con ideas del pasado pero tampoco debe permitir que los vicios más profundos del sistema se mantengan vigentes. Las escuelas de Oaxaca en donde los niños son enseñados a cantar himnos de insurrección social de la CNTE, en lugar de símbolo patrio que es el himno nacional, son solo un síntoma de ese pedazo del viejo México que se niega a morir. Los recursos que se reciban de manera adicional por la reforma energética no deben de ir a parar a los bolsillos de estos pillos educativos que en nada aportan al país y que en mucho lo lastiman.  La gran reforma que espera México no se encuentra en las leyes y la constitución, sino en la vida diaria de cada mexicano.