Tan claro como un medio día en primavera es el efecto que tiene el discurso de Trump en la popularidad de AMLO. No hay duda de que el político más beneficiado por la tensa relación con Estados Unidos es López Obrador. En cuestión de semanas pasó de recorrer cuanto pueblo y esquina nacionales encontraba su paso, a saltar entre los freeways Californianos y los malls texanos, levantando una y otra vez la voz en contra de las medidas draconianas del nuevo presidente gringo. Por momentos parece que desea ser declarado persona NON GRATA para ganar mayor popularidad y empuje, who knows?. Sobra decir que hay un silencio sospechoso de la Casa Blanca en referencia a los gritos y retos lanzados por el líder de MORENA frente a sus propias narices, siendo que es el presidenciable que más posibilidades tiene hasta este momento de gobernar el país que se ha convertido en el chivo expiatorio favorito del establishment americano. Esta actitud es diametralmente distinta a la asumida en meses pasados por el entonces candidato republicano cuando las declaraciones foxistas recibían una respuesta inmediata, a pesar de que provenían de un ente político prácticamente muerto.

La gran cuestión es ¿qué está pasando?, en México todos parecen coincidir en que un triunfo del llamado Mesías tropical solo agudizaría la mala relación que hasta ahora se ha tenido con el nuevo gobierno americano, poniéndonos al borde de una crisis mayor inclusive militar, de acuerdo a versiones de personas enteradas y hasta de voces en las tradicionales fuerzas vivas. En México la fórmula AMLO-TRUMP TRUMP-AMLO suena, pero a cohetes de San Juan en bolsa de plástico, haciendo pensar al respetable que ahora sí, el Himno Nacional tendrá algún sentido moderno. La cuestión es esa, saber si la ayuda prestada por Mr Trump a la campaña Amlicista es algo inconsciente o por el contrario, una estrategia diseñada para sacar del poder al PRI en las próximas elecciones. Personas cercanas al partido Republicano y a la esfera del nuevo Presidente, han expresado veladamente su opinión sobre que los pocos avances en cuestiones de pobreza y la consiguiente invasión de migrantes hacia su país es responsabilidad de los partidos políticos que han gobernado a México en las décadas pasadas. Que los costos de la corrupción a la mexicana han sido transferidos sin empacho alguno a los estadounidenses por las elites del poder local y que ahora complican cualquier escenario. Que Estados Unidos cooperará solo si hay un cambio de régimen que tenga el compromiso de terminar con este cáncer, incluyendo la violencia y descontrol del narcotráfico que se le atribuye precisamente también al fenómeno de la corrupción. Entonces el silogismo es, si ya sabemos quiénes son los responsables de esto, ¿Por qué no dejar pasar e inclusive alentar de manera soterrada un cambio posible de gobierno representado en MORENA?, parece una tesis republicana alocada pero créanme, del otro lado de la frontera se repite una y otra vez sonando con más fuerza.

Las negociaciones y el resultado que finalmente tengan sobre el TLC seguramente arrojarán mayor luz sobre esto. Si Estados Unidos sale del Tratado y México entra en una espiral descendente económica se lo puedo asegurar hoy, el PRI irremediablemente perderá las elecciones (Ya lo intuyen los políticos priistas que han iniciado su éxodo hacia MORENA) y por consiguiente las posibilidades de Acción Nacional se verán seriamente disminuidas. En este escenario, López Obrador se convertirá en el amplio favorito. Por el contrario, si el TLC sobrevive manteniendo a flote la economía nacional, entonces se convertirá en el mayor triunfo del régimen Peñista, haciendo olvidar muchos de los errores en el imaginario nacional y creando una coyuntura en donde tanto PRI como PAN mantendrán una posibilidad real de ganar la presidencia. Habiendo dicho esto, la gran batalla por el 2018 no se juega en el Estado de México, sino en alguna oficina en el corazón de Washington. De susto.

Mientras todo lo anterior sucede en el juego del realpolitk binacional, millones de hermanos migrantes viven momentos de verdadera angustia. El borrador no desmentido del departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, en donde se instruyen acciones amplificadas y punitivas en contra de comunidades migrantes abre un nuevo capítulo de estos tiempos, llenos de zozobra y necesitados de voces alejadas de la mezquindad política, esa que no se sienta a la mesa en donde el pan y la leche son escasos. Los migrantes reclaman con justa razón acciones contundentes y una cercanía mayor de los liderazgos nacionales para enfrentar la realidad de ver familias separadas y millones de personas arrojadas al abismo de la escasez y la pobreza económica. Es un tiempo de unidad para los mexicanos que viven en la suave patria y para aquellos que han hecho suyas las tierras de nuestro vecino del norte.

  Es cuánto.