El fin de semana pasado el odio, la intolerancia, el poco respeto y la cobardía me quitaron a una amiga. Aunque las autoridades me digan otra cosa yo sé que las causas citadas anteriormente son las que no me permitirán más escuchar los consejos y ver la sonrisa de mi amiga Agnes Torres Hernández, psicóloga, activista en pro de los derechos de la Comunidad: Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transexual,

 Transgénero, Intersexual, Poliamorosa, e investigadora en el tema de identidad de género, fue torturada y asesinada a manos de la necesidad de poder, a manos de la ignorancia y el miedo que la valentía de Agnes imponía a los asesinos directos e indirectos de esta mujer. Consejera, amiga, compañera de lucha y ejemplo a vivir feliz, dejo este mundo no para que su muerte se utilizara como estrategia política sino para que sinceramente, como sociedad asumamos el respeto, un respeto que empieza por el corazón, sigue en la expresión vocal y termina en la expresión física de aprecio y

 solidaridad entre todos los que habitamos este mundo y que tenemos derecho a ser felices de la manera que se nos dé la gana justo como ella y todas las víctimas de los crímenes de homofobia hubieran querido.

No basta con condenar las muertes, condenemos los insultos y la violencia, condenemos no hacer nada mientras hijos, hijas,  hermanos, hermanas amigos, amigas  y otros están siendo privados de la vida y empecemos a respetar, no a tolerar porque tolerar es resignarnos. Empecemos a entender que lo diferente es renegar lo existente y empecemos a amarlo como parte de la vida que tenemos y que activistas como Agnes ya no. Tomar como ejemplo su fuerza e iniciativa es lo que nos hace falta, hacer la marcha que ella hacía todos los días por ella misma y por, por eso era diferente, por darle sentido a su vida, su lucha no era individual, la hacía para crear una sociedad en plenitud y en paz, una sociedad que al final de cuentas todos deseamos pero falta unirse para lograrla. Cuando nuestros intereses sean también los intereses de los demás será que la sociedad se respete y se esmere por funcionar. Mientras tanto, los solidarios somos los diferentes y los vulnerables.

Rechazo presuntos culpables, presuntos causales de homicidio, rechazo simples iniciativas congeladas, rechazo condenas expresas y no tácitas de las autoridades, rechazo un homicidio más, otra pérdida y no doy ni un paso atrás junto con el retroceso social.