Estamos a 22 días de las elecciones para diputados y gobernadores en algunos estados, y deberíamos preguntarnos si realmente sabemos que ha propuesto cada candidato y que tan factibles son sus propuestas.

Más allá de tan solo juzgar y dejar de que triunfe, por un lado, la apatía de lo que dicen “así son las cosas, no importa por quien votemos, nada va a cambiar”, y por otro, el “compadrazgo” y la corrupción de lo que deciden por nosotros, hay que participar en esta actividad, que nos compete a todos, y así hacer lo que nos toca a cada uno y poder logar un cambio.

Debo confesar que todavía hace un tiempo me parecía inútil participar en dicha actividad, sin embargo, a partir del acercamiento y participación que tuve en las elecciones para consejeros universitarios, pude ver claramente y muy de cerca que, problemas electorales muy conocidos, también se hacen presentes dentro de la universidad; esto no era un asunto desconocido para mi, pero en realidad me era un tanto indiferente, pero ahora me parece un asunto primordial.

Por supuesto que participare en las elecciones que están próximas a realizarse, y por medio de mis escritos doy testimonio de que no me quedare con los brazos cruzados, no voy a hacer como “el gran rebaño”, que no participan ni hacen algo por tratar de cambiar la situación actual, y sin embargo solo se quejan, de los salarios, de los precios, de la corrupción, de la inseguridad, etc.

Tendría que dejar de imperar la actitud mediocre de los “críticos” perezosos, de los resignados, así como también de la élite dominante. Se que la realidad, en lo que se refiere a ésta élite, no es tan  simple como parece; podrían llegar a tener verdaderas convicciones para realizar un cambio, pero al llegar al poder, al comenzar a relacionarse con los individuos que se desenvuelven en este medio, se corrompen; o, por otro lado, puede ocurrir que conserven sus convicciones y traten de llevarlas a cabo, pero la red de intereses de los individuos con antigüedad en el sistema impone trabas a las iniciativas por lograr un cambio.

Los cuidados debemos ejercer nuestros derechos, deben dejar de mirar “al suelo por resignación o al cielo por alguna salvación”, debería comenzar el proceso de hacer algo a partir de la toma de consciencia, de que sino se hace algo, la situación no va a cambiar, que quede claro que las quejas apenas si incomodan a los dirigentes, por mucho que las personas se quejen no lograran algo sino acompañan sus palabras con acciones.

Si se quiere lograr un cambio es necesario comenzar a actuar, y un primer paso posiblemente sea participar en las elecciones, por supuesto que es un proyecto a mediano o quizá largo plazo, porque sino iniciamos pronto, con el paso del tiempo la situación podría llegar a complicarse aún más.

Se que los “apoyos” que brindan los candidatos, en especial las de los pueblos y comunidades de la periferia, son el mejor medio por el cual éstos consiguen mas votos. Por supuesto que ésta situación no es exclusiva de las periferias, pero me refiero es éstas por el hecho de que las personas que viven en ellas ven en las campañas electorales el medio por el cual podrían hacerse de un ingreso extra o algunos artículos que los ayuden a sobrellevar sus gastos, claro que es una solución temporal y bastante ilusoria, pero para ellos es la mejor manera de hacerlo.

La situación descrita es un signo muy claro de lo que podríamos llamar el “síndrome del colonizado feliz”, en el que la persona se siente “feliz” al recibir obsequios por su participación en actividades que, de acuerdo a su percepción le ayudaran, aunque en realidad, y conforme a la experiencia, terminaran afectándole. Como cuando llegaron portugueses y españoles a América, y con regalos, al principio, convencieron a los indígenas de que les entregaran su oro y joyas.

¡Que se de un mayor fomento al trabajo, que se aumenten lo salarios, y que se detenga la entrega de miserias a las personas para mantenerlas alienadas!