Acaba un sexenio como pocos para Puebla, las aplausos y críticas a propósito de ello han empezado a inundar las conversaciones de café. Ni todo fue bueno, ni todo fue malo, veamos algunas preguntas antes de hacernos la más importante...

• ¿Es Puebla más segura?
  Hoy tenemos arcos de seguridad, pero también tenemos la zona más conflictiva y líder en robo de hidrocarburos con secuestro de policías, militares y más. Invertimos muchísimo en los mentados arcos, una nueva academia, edificios y patrullas, pero la inteligencia y los intangibles que logran resultados lucen por su ausencia a la luz de los secuestros, los robos, los asaltos y la cuasi guerra civil en la zona de Tepeaca. Todos se preguntan ¿y los millonarios arcos como para qué?
  
  
    
• ¿Se hicieron obras adecuadas y pertinentes?
  
  
  
  Indudablemente se hizo obra como nunca, no la más pertinente ni la que dictan las mejores prácticas mundiales (no más segundos pisos como en Boston o Bilbao, no más obras como el CIS en zonas de alta plusvalía sino en zonas deprimidas para rescatarlas como lo hace Medellín), pero sí la más visible y mucha de buen gusto. El sello del sexenio son los puentes atirantados y todo lo que tenga azulejos triangulares azules y blancos. Puebla capital captó el grueso de la obra (no así los constructores poblanos). Esto afectó seriamente a los municipios del interior para quitarles obras allá con tal de hacerlas acá.
   
• ¿Mejoramos en salud?
  
  
  
  Hubo un gran avance en esta materia, hoy hay muchos más hospitales en todo el estado. Lo malo es su ubicación: alejados de las poblaciones, pero pegados a los libramientos o carreteras para que “se vean”. No se colocaron a donde llegue la gente fácilmente o a donde los pacientes puedan recuperarse sin ruido. Por ejemplo en la foto el hospital de traumatología y ortopedia está enfrente del 2o piso de la autopista, ¿se imaginan recuperse con los trailers pasando cada 20 segundos día y noche?
   
• ¿Estamos mejor en turismo?
  Creo que no hay mayor logro del gobierno que termina que la atracción de inversión en hoteles a la capital y el fomento de nuevos pueblos mágicos en el interior del estado. Triste eso sí que el mayor ícono turístico - la llamada “estrella de Puebla” - nos haya costado casi cinco veces más cara que lo que pagaron unos particulares por una rueda apenas unos metros más chica en Guadalajara.
  
  
   
• ¿Se detonó la economía poblana?
  ¡Audi, audi, audi! Todo para una compañía alemana, migajas para las empresas poblanas. Todas las grandes obras asignadas a constructores foráneos, migajas para los locales. Bravo por Audi, buu por lo demás.
   
• ¿Tenemos a una Puebla más libre y democrática?
  Quizá lo peor de este gobierno son las instituciones doblegadas y cooptadas, decenas de enemigos políticos en la cárcel y dos niños muertos por una aplicación deseable pero totalmente descuidada de la fuerza pública. La empatía con el disidente estuvo ausente absolutamente.
   
• ¿Y la pobreza?
  Somos el 4o estado con más pobreza, pero tenemos las ciclopistas o teleférico más caros por kilómetro del país. ¡Primero obras caras en el cielo antes que agua potable o drenaje en la tierra!
  
   
• ¿Nuestro territorio es más limpio?
  Todos los gobiernos al empezar prometieron limpiar el Atoyac, todos lo han dejado más sucio al terminar. Hay eso sí bellísimos parques como la mejor inversión de largo plazo para mejorar la calidad de vida de los poblanos. Triste en cambio que los bosques, nuestros parques nacionales y nuestros ríos están más talados, invadidos por minas o contaminados que hace 6 años.
   
• ¿Acabaremos endeudados?
  La nota de casi todos los gobiernos cuando salen es el robo y la deuda oculta, ¿pasará lo mismo en Puebla? Descubriremos muy pocos robos (no necesariamente porque no los haya habido), pero develaremos poco a poco un enorme pasivo que técnicamente no se llama deuda, pero que en la práctica es simple y llanamente una mega, mega deuda que nosotros, nuestros hijos y nietos tendrán que pagar.

Todas las preguntas anteriores importan e importan mucho, pero la más importante tiene que ver con tu rol como parte un equipo llamado Puebla. Los políticos jamás resolverán los problemas si tú no juegas y participas en su solución...

• ¿Tú qué tanto hiciste para mejorar tu estado y tu entorno estos seis años? ¿Denunciaste los delitos que viste? ¿Fuiste cómplice pasivo o activo de la corrupción? ¿Creaste valor o empleos? ¿Diste lo mejor de ti en tu trabajo, en la escuela, en la casa? ¿Fuiste un buen amigo, esposo, padre o hijo? ¿Usaste menos agua, gasolina, papel o electricidad? ¿Alzaste la voz ante los abusos o fuiste un silencioso cómplice? ¿Consumiste un poco más de marcas locales o las grandes transnacionales? ¿Aplaudiste y fuiste palero del gobierno por los beneficios obtenidos? ¿Fuiste un mejor ciudadano y una mejor persona?

La responsabilidad de tener un buen gobierno no depende sólo del gobernante, el será tan bueno o malo como lo seamos todos como sociedad. ¡A trabajar con más esfuerzo para empujar una nueva etapa para Puebla!