"Debes tener un título, decían... sólo así serás alguien en la vida, decían"

"Elije bien tu carrera, decían... no querrás ser un desempleado, decían"

Hace unos días estuve en una graduación de preparatoria, fue un evento nostálgico por ver crecer a la más pequeña de mis hermanos. Y también fue un momento de buenos recuerdos de una de las mejores épocas de la vida. Terminar la prepa es un momento en el que nos llenamos de ilusiones y de sueños; para muchos es el trampolín más grande entre la inocencia y la responsabilidad, entre la dependencia y la toma decisiones.

La graduación, más allá de la emoción por ver a mi hermana superar una etapa de su vida, fue de lo más aburrida y lineal, me recordó a mi graduación y a cualquier otra que haya asistido. Los maestros, los papás y la monotonía de nuestro sistema educativo tienen la mala costumbre de echarle unos choros inmensos a los jóvenes (a los que llamamos discursos), como si la formación que esos graduados necesitaban pudiera impartirse en una sola ceremonia y no en los 3 años que estuvieron en las aulas. 

Creo que nos esforzamos mucho en dar sermones y no lo suficiente en formar a los jóvenes en que aprendan a tomar decisiones y se hagan responsables de las mismas, a que sepan colaborar unos con otros, a que sean ciudadanos cívicos (civilizados), a pensar, a que sepan trabajar. La experiencia no la regalan los libros; los discursos menos.  

¿Qué voy a estudiar? Se cuestionan todos los bachilleres. ¿Es realmente TAN importante elegir la licenciatura ideal? Conozco indusriales que hoy son los mejores comunicadores en radio, mecatrónicos que son los mejores diseñadores gráficos, químicos que son los mejores ambientalistas, etc. Las materias son relevantes cuando sabes qué te apasiona, la realidad es que muchos estudiantes se conocen tan poco que no tienen idea de lo que desean. 

12 años después de haberme graduado de prepa y a 11 años de haber elegido la licenciatura que estudié, puedo decir que la madurez no llega con los estudios sino con hacerse responsable de cada decisión. No es necesario un título universitario para quien se sabe responsable de todo lo que hace o deja de hacer. 

Una carrera profesional va más allá del título que aspires a tener. La formación dura toda la vida. La carrera es tan versátil que incluye cada experiencia vivida, cualquier curso, trabajo temporal, grupo en el que participes, conferencias a las que asistas, talleres de cocina o de enología. Tu historia se construye con los puntos que vas uniendo, lo importante es vivir esos puntos y aprender de ellos.

La satisfacción personal está en hacer lo que te apasiona, el dinero necesario llega si sabes conectar los puntos. Esta lección la comprendí mejor cuando vi este discurso de Steve Jobs, para comprobarme a mí mismo que algunos discursos para graduados, sí pueden influir en los jóvenes:

¿Cuántos puntos de tu trayectoria has podido entrelazar hasta hoy? 

Gracias por tus comentarios, nos leemos la próxima semana.

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