Sólo Maribel Verdú llenó la pantalla., 13 junio 2010. - "Galicia, años 40. Cuando "Elena" (Maribel Verdú) cierra la puerta de su casa, cierra con ella un gran secreto. Al mismo tiempo que sobrevive a los rigores de la posguerra civil española, "Elena" mantiene junto a su hijo "Lorenzo" (Roger Prince ... más» Sólo Maribel Verdú llenó la pantalla., 13 junio 2010. - "Galicia, años 40. Cuando "Elena" (Maribel Verdú) cierra la puerta de su casa, cierra con ella un gran secreto. Al mismo tiempo que sobrevive a los rigores de la posguerra civil española, "Elena" mantiene junto a su hijo "Lorenzo" (Roger Princep) una fachada de apariencia para ocultar la verdad sobre su familia: "Elenita" (Irene Escolar), su hija adolescente, embarazada, se ha fugado con su novio "Lalo" (Martín Rivas), un joven que lleva meses en las listas de la policía; y "Ricardo" (Javier Cámara), su marido, vive oculto en un hueco fabricado en el dormitorio matrimonial. Por si fuera poco, la aparición de "Salvador" (Raúl Arévalo), un diácono con dudas sobre su inminente sacerdocio, complicará más las cosas... Estamos delante de una película, de una historia o de las circunstancias históricas reales que la rodean, que cuenta algo que apela muy directamente al corazón del espectador. Es muy difícil no sentir simpatías o antipatías por las personas reales que puedan estar detrás de los personajes de ficción. De este modo, es fácil entrar en el mundo que se nos describe y, en consecuencia, mirar la película con simpatía, perdonar sus fallos y juzgarla positivamente o, al menos, con benevolencia. Pero la impresión que me deja al final es la de una historia cinematográfica fallida por un guión poco sólido y confuso. Sin alcanzar las cotas de la obra literaria, Rafael Azcona (su último guión), y José Luis Cuerda, toman diversas pinceladas del relato de la novela de Alberto Méndez. Las escenas entre Raúl Arévalo y José Ángel Egido, merecen especial atención por el trasfondo de sus palabras y la escritura de los diálogos, El personaje del cura "Salvador" (Raúl Arévalo), está mal desarrollado, más que contradictorio en su personalidad (como debiera haber sido), predomina el encasillamiento en el cliché de "cura ultra católico", por lo que el personaje queda devaluado en el contesto del guión, cae en los clásicos clichés habituales del cine español cuando refleja estos episodios de guerra, preguerra o post guerra. "Ricardo" (Javier Cámara), a pesar de ser un personaje de enorme sufrimiento, Cámara no consigue transmitirlo al espectador. Es un trabajo fallido. Maribel Verdú, a la que la ironía ha puesto a las órdenes del mismo director que la rechazó de jovencita en un casting, alegando que era demasiado guapa, y a punto estuvo de rechazarla ahora por demasiado flaca. Así que ella, aun con caderas postizas incluidas para ser lo voluptuosa que requiere su personaje, nos obsequia con su excelente interpretación. Si en cambio, podemos decir que "Los Girasoles ciegos" tiene una cuidada y bien ambientada puesta en escena. Es una enorme pena que esto sea el último legado de Rafael Azcona pero películas como "Plácido", "El verdugo" o "La gran comilona" se encargarán de rendirle el homenaje que este gran autor se merece. Es inevitable la sensación de que se pudo haber conseguido mucho más mérito a este argumento, además de no estar bien contado, la trama secundaria de la hija adolescente, encaja muy mal en el guión, y no está bien aprovechada. El conjunto general de la película es simplemente aceptable" - Autor (a): psagray de España  menos«