Hoy da fin el largo gobierno de Moreno Valle en Puebla. No se excedió un día, pero ha sido tan extenuante, que se nos hizo eterno. ¿El resultado? Un estado sumamente endeudado.

¿Qué tienen los gobiernos de hoy, incapaces de relacionarse con los ciudadanos, resueltos a mejores aspiraciones políticas en lugar de vocación por el servicio? Están tan ofuscados con el poder que no tienen una pizca de sensibilidad social. Locos por el dinero que puedan llevarse. Enfermos, psicópatas, dictadores. Eso resume a Rafael Moreno Valle en Puebla.

Reconocermos la gran cantidad de obras que realizó, puso concreto a muchísimas avenidas, carreteras, construyó más puentas que ningún otro; además, se aventó museos, teleférico, rueda de la fortuna, ciclopistas y endeudó al estado por más de 20 años para pagar todo eso. 

Y claro que miente al declarar que Puebla no pidió un peso prestado. Cuando usted va al banco a pedir un préstamo que pagará en 20 años por una casa que compró, ¿es o no pedir prestado? Se llama por ello "préstamo". Al "permitir" que los constructores recauden de fondos públicos por 20 o más años lo invertido en las obras, es un préstamo. Aunque al gobernador saliente no le guste llamarlo así.

Lo han dicho muchos. No es pensamiento propio. Moreno Valle deja a Puebla exhausta. Ha sido un dictador en el más estricto sentido de la palabra. Silenció a todos los oponentes. Asumió el poder arrasando, pretextaba que los quistes políticos eran malos. Él instituyó los propios, no cambió más que a las personas. Su estilo, más priísta que panista.

Y provocó directamente la muerte del niño José Luis Tlehuatle, en la represión ocurrida en Chalchihuapan, a pocos días de aprobar la llamada Ley Bala, para permitir a los policías disparar contra los manifestantes. Una prueba más de la distancia tan terrible que existe entre los gobiernos y sus ciudadanos.

Puebla no va a olvidar el ahorcamiento que tuviernos nuestras ciudades con tantas obras, que nunca se pudo circular libremente por las avenidas, si no eran obras, eran manifestaciones, bloqueos, repudio.

Y cientos de colonias abandonadas, calles por miles en niveles de terracería con bacheos tan constantes que no hacían falta sus fotomultas, nadie puede rebasar las velocidades. Una prueba de ello es el periférico mismo, que, por tantos caminones para sus obras, están en condiciones deplorables.

Las diferencias entre los ricos y los pobres se acentuaron; podemos ver con asombro la zona de Sonata, una ciudad de ensueño, de alta seguridad, miles de parques verdes, cámaras en cada esquina, vigilancia extrema. Mientras las otras zonas han quedado marginadas, abandonadas, desatendidas, con el agua privatizada, con el acoso fiscal que convino con el SAT a través de la Secretaría de Finanzas, etc.

Y para cerrar con broche de oro, lo seguiremos viendo, con nuestros impuestos a su servicio, compitiendo por la presidencia en 2018. Agh. ¡Qué miedo! Menos mal que está en los últimos lugares de popularidad en todas las encuestas. Y eso que le pagamos anuncios en los camiones de todos los estados de la República.