En estos días me he topado con varias opiniones con respecto al festejo del día de hoy. Muchos mexicanos piensan que no hay nada que festejar, que nuestro país ha experimentado una serie de eventos en estos últimos meses que alejan y aminoran las ganas de gritar por nuestra libertad.  Otros, comentan que México es un país grande, con gente extraordinaria y que tiene demasiadas cosas por festejar.

En lo particular, concuerdo con ambos pensamientos; vivo día a día la falta de compromiso de mexicanos que lo último que pasa por sus mentes es aportar a esta sociedad. Desde la señora que trata mal al viejito que le empaca su súper en la caja, hasta los altos mandos de nuestro gobierno, quienes exigen un esclarecimiento expedito de lo ocurrido en Egipto y llevan ya casi un año tergiversando lo sucedido en Ayotzinapa. Por otro lado, observo todos los días las ganas que tienen miles de mexicanos de salir adelante; mismas ganas que los hacen levantarse día a día, buscar beneficios para toda la sociedad, luchar por distintas causas sociales y ambientales y que salen todos los días, llueve o truene, a trabajar por un México mejor.

Hoy, antes de festejar, reflexiono. Pienso en los motivantes que llevaron a héroes como Miguel Hidalgo, Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio Allende, José María Morelos o Vicente Guerrero a luchar por el México que se imaginaban para sus hijos; un México libre, independiente, sin ataduras a la monarquía española y con una identidad propia. Un México que hoy vivimos todos nosotros; un México rico en cultura, en sabiduría, alegrías y éxitos logrados por su gente. Eso es precisamente lo que hoy, al menos yo, festejo. Claro que creo que tenemos serios problemas sociales y no doy la espalda a los terribles acontecimientos que nos marcan hoy como sociedad, pero sí festejo que muchos, como yo, estamos en constante lucha por evitar que este tipo de atrocidades sigan siendo el pan de cada día en nuestro país.

Hoy luchamos por otra clase de libertad. Luchamos por una libertad de expresión, pensamiento y de acción que nos permita generar verdaderos cambios en nuestra sociedad; luchamos no con armas sino con ideas y hechos. Hoy, contamos con organismos que se encargan de reunirnos para luchar por causas en común. Una de las más claras, la recolección de firmas que realiza en Congreso Nacional Ciudadano en contra de nuestro presidente. Un claro ejemplo de organización ciudadana que no llegará a ningún lado sin el apoyo de todos nosotros. Un esfuerzo que podrá verse opacado por la típica apatía del mexicano que se especializa en compartir y quejarse en redes sociales, pero que al momento de actuar se queda sentado en su sillón.

Hoy, daré un grito motivado por un conjunto de sentimientos encontrados; hoy grito con coraje contra los mexicanos que carecen de lucha, que piensan que ya son libres y que el quejarse día a día del mal manejo de los gobiernos es su modus operandi. Asimismo grito con amor y respeto hacia los mexicanos que piensan que siempre se puede ser más libre, más feliz y más solidario, que imaginan un México diferente y que, sobre todo, toman acción por ello.