Los mexicanos nos hemos acostumbrado a mitificar a las personas y sucesos que ocurren a nuestro alrededor, sobre todo, en el medio de la política y, por supuesto, la historia del país.Desde pequeños nos enseñan los mitos que se generan a partir de nuestros personajes históricos. Personajes como Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Porfirio Díaz o Carlos Salinas de Gortari; a unos los idolatramos cual héroes y a otros los tachamos de grandes villanos, pero ¿acaso no son humanos? Con errores y aciertos en sus acciones y aportaciones igual que cualquiera de nosotros.

Ellos solos no crearon los momentos que los inmortalizaron, todos los mexicanos, en ese momento y ahora tuvimos algo que ver en el desenlace de cada historia. Creo que nos ha resultado muy cómodo ese pensamiento y esa forma de ver la vida, donde unos cuantos son los responsables de nuestras victorias o nuestras desgracias. Sin embargo, el quedarse como mero espectador en los acontecimientosdel país es, precisamente, lo que nos ha llevado al rezago social que experimentamos hoy en día.

Considero necesario, para las nuevas generaciones, un cambio de chip. Un chip que nos permita darnos cuenta de la importancia que debemos tener en los sucesos del país y responsabilizarnos de nuestras acciones. Debemos ver a los personajes políticos como personas y dejar de mitificarlos negativa o positivamente.

Debemos tener en cuenta que no son ellos los que nos llevan a las crisis económicas ni son ellos los que nos sacan de éstas. Todos cooperamos para bien o para mal con el desarrollo y el curso que toma el país y si tenemos en cuenta esto, podremos hacer mucho más de lo que estamos haciendo ahora.

Menos mitos y más mexicanos ordinarios haciendo cosas extraordinarias es lo que necesita este país para avanzar y tomar el curso que tantos estamos esperando. Cambiemos el chip y traspasémoslo nuestros hijos; dejemos atrás a los villanos y los héroes que tanto daño nos han hecho.