Esta es la historia de Goshu, un pequeño violoncelista profesional. Durante los ensayos para los
recitales, su preparador se enfada con él porque no está tocando suficientemente bien. Goshu parece
no sentir nada por la música. ¿Qué puede hacer? Por suerte, encontrará unos amigos muy especiales:
un gato le va a ayudar a entender el sentimiento de la música, la importancia de practicar se la
mostrará un cuco, el ritmo un tejón y la ternura un ratoncito. Gracias a ellos Goshu aprenderá el
verdadero sentido de la música, convirtiéndose por fin en un fantástico intérprete.
Opinión
La última película de Isao Takahata antes de la fundación de Studio Ghibli tres años más tarde se
confirmó como un simple y directo musical protagonizado por Goshu, un chaval falto de inspiración
que no hacía más que llevarse broncas de su director de orquesta por ir a destiempo en el conjunto.
La hi ...
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La última película de Isao Takahata antes de la fundación de Studio Ghibli tres años más tarde se
confirmó como un simple y directo musical protagonizado por Goshu, un chaval falto de inspiración
que no hacía más que llevarse broncas de su director de orquesta por ir a destiempo en el conjunto.
La historia nos narra cómo le van visitando cuatro graciosos animales con la excusa de "escuchar" su
música, al mismo tiempo que van dándole pequeños consejos de forma "subliminal" que hacen que el
joven violoncelista mejore enormemente, notándose en el final de la cinta, que llega pasados apenas
60 minutos.
La animación es, irónicamente, más floja que en "Las aventuras de Horus, Príncipe del Sol", y se
nota en todo momento que estamos más ante una obra experimental que no algo firme y completo.
Destacan, por supuesto y como en casi todos los films de Ghibli, los diseños y las animaciones de
los animales que le van visitando, comenzando por un cómico gato que arranca sonrisas con cada
segundo que sale en pantalla, y continuando con un pájaro, un pequeñísimo y abrazable mapache y
finalmente una rata con su cría enferma.
Toda la trama se resume en eso, y es que evidentemente aquí lo que importa es la música, creada por
Michio Mamiya con temas orquestados y algún guiño a compositores clásicos, encontrándonos incluso
una pieza de Beethoven. En definitiva, "Goshu, el violoncelista" es una interesante forma de ver
cómo podría Ghibli dar lugar a un musical agradable pero en absoluto cautivador. La animación está a
años luz de películas con muchos más años encima, pero cumple, y además entretiene bastante, gracias
en parte a su escasa duración, que logra que nunca se nos haga pesada. Para amantes del actual
Ghibli y quienes quieran ver los inicios del creador de la sobrecogedora "La tumba de las
luciérnagas". (Filmafinity)
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Título original
Sero hiki no Gôshu
Próximo estreno: 30 de
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