Benjamín García, El Benny, es deportado de Estados Unidos, y al regresar a su pueblo encuentra un
panorama desolador. La violencia irracional, la corrupción generalizada y la crisis económica que
azotan al país han devastado por completo al lugar. El Benny, sin otras opciones y para ayudar a su
familia a salir adelante, se involucra en el negocio del narcotráfico, en el que tiene una
fulgurante prosperidad llena de dinero, mujeres y violencia, pero al final descubrirá en carne
propia, que el tentador camino de la vida criminal no siempre paga lo que promete.
Opinión
El Infierno, 10 de Octubre 2010. - "Luego de varias semanas de haber sido estrenada, la cinta
El Infierno, escrita, producida y dirigida por Luis Estrada, continúa siendo no solamente un éxito
de taquilla en las salas cinematográficas del país, sino también una ventana a través de la cual
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El Infierno, 10 de Octubre 2010. - "Luego de varias semanas de haber sido estrenada, la cinta
El Infierno, escrita, producida y dirigida por Luis Estrada, continúa siendo no solamente un éxito
de taquilla en las salas cinematográficas del país, sino también una ventana a través de la cual
accedemos al interior del mundo del narcotráfico, fenómeno que tiene absorbida nuestra atención,
atemorizada a nuestras almas y dominada nuestra reflexión.
El filme narra la historia de Benjamín García, El Benny, un paisano que regresa a México deportado,
después de haber permanecido en los Estados Unidos durante 20 años. El retorno a su pueblo lo sacude
e impacta. A la entrada, el letrero que anuncia el nombre del pueblo, San Miguel Arcángel, ha sido
alterado por sus habitantes con el afán de describir la vida del lugar y advertir a quienes llegan:
una N, mayúscula y muy visible, ha sido agregada a Arcángel para que no quede duda de que San Miguel
es zona controlada por el narco. El recurso hace recordar El Infierno de Dante. Antes de ingresar a
él, Dante se encuentra un texto en que las calamidades que habrá de enfrentar están descritas con un
lenguaje descorazonador. Benny, igual que Dante, ha llegado a un lugar de llanto, de dolor y en el
que la esperanza y la salvación no tienen cabida. Contra toda su voluntad y a pesar de su
naturaleza, Benny se involucrará irremediablemente con las fuerzas del narco y vivirá, al igual que
todos los habitantes de San Miguel Narcángel, un infierno.
La cinta fue producida con recursos oficiales, proporcionados por IMCINE y CONACULTA, y forma parte
del programa para conmemorar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.
Fiel a su estilo, Luis Estrada ofrece en El Infierno una mirada satírica de la vida pública
mexicana. Antes hizo lo mismo en La Ley de Herodes (1999), una película en la que ridiculizó la
corrupción gubernamental priísta, y en Un Mundo Maravilloso (2004), en el que el objeto de crítica
es el mundo neoliberal creado por la derecha. Sin proponérselo de manea explícita, Estrada completa
con El Infierno una trilogía de filmes enfocados en hacer escarnio de la realidad mexicana y de los
vicios que caracterizan a los funcionarios públicos y la sociedad.
Estrada, quien probablemente sea admirador del cine de Quentin Tarantino, combina de manera
brillante en El Infierno el humor negro y los excesos visuales de los actos violentos con los
lugares de nuestro imaginario colectivo sobre el narcotráfico, la violencia, la corrupción e,
inclusive, la homosexualidad. Consigue, así, ofrecer una versión superficial pero muy eficaz sobre
el problema del narcotráfico, su poder corruptor, su brutalidad y, a final de cuentas, su
reproducción e indeseable pero muy probable perennidad. Los 60 millones que hasta el momento ha
recaudado este largometraje en las salas de exhibición del país describen con claridad la aceptación
del público. Pocas veces una película me ha sido tan recomendada por personas con perfiles e
intereses tan diferentes como en esta ocasión. Curiosamente, la mayoría de las opiniones que he
recibido coinciden en que es "muy cruda, pero expone la verdad".
Efectivamente, El Infierno es una cinta cruda, fuerte, en la que Estrada se fascina con la
exhibición de la violencia con lo que consigue conferirle un sello de "veracidad" a su narración.
Juegan a su favor la connotación negativa cargada de violencia y crueldad con la que es percibido
socialmente el narcotráfico y las desprestigiadas imágenes de los políticos y las policías. Pero
también, indudablemente, las estupendas actuaciones de Damián Alcázar, Benny y, especialmente, la de
Joaquín Cosío, "Cochiloco".
Esa crudeza, que sin duda es un recurso artístico del agrado del escritor y director, se convierte,
no obstante, en la "evidencia" que le otorga credibilidad y promueve en la audiencia una lectura
realista de la película. Así, desde esta perspectiva, el largometraje se vuelve cuestionable. El
Infierno contribuye a reforzar en el imaginario colectivo la percepción dominante del fenómeno del
narcotráfico: un negocio dominado por gente desalmada proveniente de familias disfuncionales y
marginales y que es posible gracias a la corrupción de autoridades ineptas y temerosas o corruptas y
malvadas.
El narcotráfico no es un fenómeno que pueda ser representado por un cúmulo de estereotipos vulgares,
como ocurre en El Infierno. No es un negocio conducido por patriarcas cornudos del siglo pasado que
abusan de sus hijos pero son sometidos por su esposa y cuyos nexos con los círculos políticos más
altos del país puedan ser detectados y probados a través de fotografías ocasionales. La complicidad
del poder no es producto simplemente de la debilidad de los funcionarios o la poderosa seducción los
dólares. El narcotráfico es un fenómeno muy complejo. La violencia que existe a su alrededor es sólo
una de sus dimensiones. Lamentablemente, la agenda gubernamental la ha privilegiado y los medios la
han seguido con fascinación. La producción de El Infierno es una clara muestra de la obsesión de los
medios por los actos sangrientos.
El narcotráfico será mejor comprendido cuando los análisis plurales e integrales que de él se hacen
dejen de estar al alcance de públicos especializados. El narcotráfico tiene dimensiones sociales,
culturales, psicológicas y legales que deben ser conocidas por el público amplio. Esto contribuirá a
que se busquen soluciones que no se restrinjan al uso de la fuerza. El cine y la televisión deberían
contribuir en este esfuerzo. El Infierno, desafortunadamente, no lo ha hecho.
El subtítulo de la película es Nada Que Celebrar con la intención de desacreditar las festividades
oficiales del bicentenario y el centenario. Estoy en desacuerdo. Creo que habría que celebrar que
esta vez no hubo funcionarios retrógrados que decidieran censurar la película por mostrar los
vínculos de corrupción entre el crimen organizado y el poder político. Mejor aún: a nadie se le
ocurrió, por fortuna, quedar bien con el presidente sugiriendo la eliminación de la parte en la que
Giménez Cacho dice que la política de Calderón es convertir a México en "un país de soplones". En
eso, vamos de gane. " - Autor: Jorge Alberto Calles Santillana de Puebla, Puebla México -
[email protected] - Twitter: @jacalless menos«
Título original
El Infierno
Género
Comedia, Drama, Suspenso
Próximo estreno: 30 de
Actúan
Damián Alcázar, Joaquín Cosio, Ernesto Gómez Cruz, María Rojo, Elizabeth Cervantes
Próximo estreno: 30 de
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