Cada nuevo meme o descubrimiento real o ficticio aviva la llama y con una bocanada de oxígeno adicional los social-neters personalizan, viralizan, popularizan y terminan por enjuiciar a los personajes públicos objeto de su ira-NET.

Sin embargo y a pesar de las apariencias, -que lo son todo en el ciber mundo-, no se acaba de entender la revolución que estamos viendo y viviendo. ¿Son las clases medias en contra el establishment?,  o ¿Una nueva horda de guerrilleros venidos a más desde las montañas, colonias populares y demás lugares heridos por la pobreza, que en alianza con los hippsters-on-the-mood salidos de los Starbucks empiezan el primer levantamiento made in México de este siglo?, más aún ¿los ilustrados estudiantes universitarios que ahora comprenden mejor el mundo gracias a Wikipedia han logrado encender en ellos esa llama social a la que sus abuelos se referían con denuendo y circunstancia que les dejo los ya lejanos años 60?

Sin pretender comprender la ondulante y dispersa teología del think thank que ahora es Facebook y Twitter, creo que puedo aportar un par de ideas para tratar de explicar la clase de insurgencia social que se está desarrollando.

Primero, si es una verdadera revolución, ¿en dónde están sus postulados? Ha pasado el tiempo suficiente para conocer si el reclamo popular tiene como fin pedir la aparición de los compañeros desaparecidos  y la renuncia del poder a quien se le achacan las culpas, o si existe una dirección transformadora que toda revolución que merezca llamarse así tiene mínimamente. Hasta el día de hoy no hemos leído un documento de más de una página que con la inteligencia emanada de la generación 2.0 pueda dar contenido y establecer un plan de acción definido para un cambio profundo del sistema político mexicano.

Segundo, la prueba del añejo se acerca irremediablemente en este mes de diciembre. Las universidades cerrarán sus puertas en los próximos días, desactivando a sus estudiantes que  iniciarán una  búsqueda frenética pero NO de los estudiantes desaparecidos, sino de cuanta posada y fiesta a la que se puedan colar invitados o no. Los regalos o por lo menos el ambiente navideño pondrán una nota distinta y los deseos de un país más justo se desvanecerán conforme las piñatas y delicias culinarias llenen los huecos sociales que traemos adentro. Esos pueden esperar.

El 15 de Enero nos asomaremos y veremos la profundidad del impacto que el proyectil #Atyozinapa dejó en México. Sabremos si fue algo superficial o si en verdad logró penetrar las entrañas de un sistema viejo, corrupto y anquilosado. No es casualidad que los partidos políticos estén postergando la selección de sus candidatos a diputados federales. Primero hay que conocer magnitud del daño para saber el remedio que se necesita.

En mi opinión, las ideas anteriores nos ayudarán a saber si lo que estamos viendo es una verdadera revolución, o si es una #RevoluciónTT.

Una Revolución Trend Topic alentada por la necesidad de ser y aparecer en las redes sociales pero falta de un compromiso serio por parte de sus instigadores, que somos todos y a la vez ninguno #TodosSomosAtyozinapa

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