“Los especialistas aseguran que tan solo en dos segundos es lo que toma a una persona crear una imagen de ti”

La imagen que los demás formen a partir de una primera impresión es generalmente la que perdura y la que nos abre o cierra las puertas hacia nuevas oportunidades. Lo que proyectamos a diario es un reflejo de cómo nos perciben los demás y puede o no ajustarse a lo que realmente somos o a lo que queremos que los demás piensen de nosotros.

Una vez que los demás se ha formado esta imagen de nosotros, difícilmente logramos contar con una segunda oportunidad para cambiarla, por lo que la primera impresión se vuelve la imagen que perdurara de nosotros y que además será fundamental en la decisión que se tome dentro de cualquier proceso de selección.

Cuidar nuestra imagen a lo largo del tiempo para que siempre refleje lo que queremos mostrar, requiere de una total coherencia con nuestras acciones y comportamientos. Siempre debe ir alineada a los valores, creencias y tu “yo” interno. Cuando perdemos esa coherencia así sea solo por un desafortunado hecho, la imagen se deteriora o puede llegar a arruinarse siendo casi imposible su recuperación.

Tu comunicación debe ser asertiva, eficaz y eficiente; desde un correo electrónico, un mensaje de voz, una llamada o hasta cuando platicamos con alguien. Saber cómo comunicarnos de manera adecuada nos ayuda a ser directos con lo que queremos decir y sobre todo, poder expresarnos de tal forma que nuestros mensajes se puedan comprender fácilmente.

Nuestro comportamiento consiste en la forma en la que nos dirigimos a los demás, el cual puede llegar a hablar más que las palabras mismas. Por ello, es importante reconocer como nuestra comunicación verbal y no verbal puede ayudarnos a llegar al éxito.

Actualmente, mantener nuestra imagen demanda ciudadanos extremos. Vivimos en una sociedad donde cada individuo tiene en su bolsillo una grabadora de voz, que a la vez es cámara de fotografía y de video que puede registrar cualquier actuación fuera de tono para en segundos encontrarse en redes sociales; arruinando para siempre una imagen y reputación construidas a lo largo de los años.

Un claro ejemplo de esto son los casos que hemos visto a través de la historia en los diferentes medios de comunicación sobre las imágenes públicas como políticos, empresarios, comentaristas, entre otros que han mostrado una falta de congruencia en su imagen, la cual incluso los ha llevado a retroceder sus carreras.

Vivimos en una época libre, en la que cada persona establece su propio estilo de vestir, en ocasiones alejado de lo que manda el protocolo y la etiqueta. Sin embargo, aun hoy en día, existen algunas prendas que se deben evitar en el ámbito profesional.

Prendas rotas o rasgadas, prendas sucias o manchadas, telas que se transparenten, ropa apretada, rapa reveladora, ropa descuidada, grande o al revés, playeras con mensajes o fotografías, overoles, ropa deportiva y shorts, tenis, zapatos de tela, botas para escalar, sandalias o chanclas, zapatos sin medias o calcetines.

LA IMAGEN CONSISTE NO UNICAMENTE EN COMO LUCIMOS, TAMBIEN NUESTRA COMUNICACIÓN Y COMPORTAMIENTO QUE COMPLEMENTAN LA COHERENCIA Y CONGRUENCIA ANTES MENCIONADAS.