Andar a caballo es, para muchos, un pasatiempo, un momento de diversión que se realiza generalmente en vacaciones. Dar paseos subidos a esos animales por las sierras o a orillas del mar tiene su encanto. Sin embargo, ahí no termina todo. La utilización del caballo para la rehabilitación de personas discapacitadas física o psíquicamente, llamado equinoterapia, es su costado más conocido. Pero también tiene otro lado, menos popular, que permite ponerse en forma, gracias a beneficios para el cuerpo y la mente.

Beneficios físicos

1. La mejora el equilibrio vertical y horizontal.

2. El tronco se mantiene erguido, lo que favorece el control de la postura y ayuda a corregirla.

3. Regula el tono muscular y, además, el hecho de que el caballo tenga una temperatura mayor a la del ser humano favorece la circulación sanguínea.

4. Disminuye la espasticidad (músculos contraídos).

5. Al tener que estar alerta ante posibles cambios de ritmo por parte del caballo se favorece la coordinación motriz fina y gruesa, los reflejos y la planificación motora.

 

Beneficios psicológicos

6. El estar en contacto con el caballo favorece la confianza, el autocontrol de las emociones y también mejora la autoestima.

7. Mejora la concentración, la capacidad de atención y, por lo tanto, repercute de forma positiva en la memoria.

8. Que el animal esté bajo nuestro control ayuda a una mejora en la capacidad de atención e inculca sentimientos como el respeto y la responsabilidad.

9. Proporciona nuevos conocimientos.

10. Favorece la ubicación en el espacio y en el tiempo.

 

En Granja Didáctica El Ranchito, niños y adultos pasarán momentos inolvidables jugando y aprendiendo sobre animales con animales.