Intercambios STJ
Desde el mes de enero a finales de febrero, la sección de Preparatoria tuvo la dicha de contar con la presencia de cinco jóvenes estudiantes de nuestros colegios hermanos, Enrique de Ossó de Mérida, Instituto Jassá de León, Instituto Cultural y Colegio La Florida de la CDM, quienes vivieron casi dos meses de inmersión en nuestro Colegio.
Esta oportunidad les permitió a Michell, Emmanuel, Ana Karen, Daniel, y Alejandro, vivir una experiencia diferente a la que viven dentro de cada uno de sus colegios.
Cada uno de ellos dejó una huella dentro de nosotros.
Chicos les deseamos de todo corazón el mayor de los éxitos en su vida y recuerden que el Colegio Teresiano América de Puebla siempre será su casa.

También estamos muy contentos y satisfechos de que nuestros alumnos: Constanza, Giovanni, Andrea, Regina y Ana que hayan tenido la gran oportunidad de vivir una experiencia con nuestros hermanos Colegios Teresianos Enrique de Ossó, Guadalajara; Instituto Jassá, León y Enrique de Ossó, Mérida. 
El poder vivir estos intercambios ayudó mucho a nuestros jóvenes a enfrentarse a otras realidades y experiencias nuevas.
CONSTANZA RODRÍGUEZ NOS PLATICA UN POCO DE SU EXPERIENCIA.
Mi Experiencia en Mérida
Irse a un intercambio no es una experiencia fácil. Desde el momento en que se te presenta la posibilidad de irte da miedo. Cuando te aceptan y te dicen que ya seguro te vas a ir se siente muy irreal. Solo hasta que llegas ahí te das cuenta de lo que realmente está pasando. Llegas a un lugar nuevo, lejos de tu familia, con personas diferentes y todo lo que pasa es desconocido. 
Fue una experiencia de la que aprendí mucho. En primer lugar, aprendí que muchas veces cuando estamos lejos de nuestra casa hacemos muchas cosas que no haríamos, ya sea por miedo o porque estamos atrapados en la rutina. En Mérida cuando se me presentaba alguna oportunidad siempre pensaba "¡Hazlo!, estas en Mérida, aprovecha" y me di cuenta que muchas veces no hacemos las cosas, solo tenemos una vida y hay que experimentar y disfrutar. Además, aprendí a estar sola y no depender de mis papás. Estando allá yo era la que me tenía que poner mis límites, no había nadie atrás diciendo que estaba bien o mal. Yo era responsable de mí misma.