El ingenio humano y, a veces, su impericia pueden crear monumentos únicos en el mundo. En Pisa se comenzó a construir el campanario de la catedral en el año 1173. (No te sorprendas si encuentras un cartel a la derecha de la puerta de entrada anunciando 1174, pues el calendario pisano iniciaba el 25 de marzo, el día de la Anunciación, lo que le daba casi un año de anticipación según el calendario tradicional).

Por haberle hecho cimientos de sólo 3 metros de profundidad en un terreno húmedo, la torre comenzó a inclinarse desde el inicio de la construcción. Los trabajos se suspendieron casi 100 años,se reanudaron por unos cuantos y volvieron a suspenderse, por lo que, en total, tomó 197 años para acabarla. Sin embargo siguió inclinándose (2 -3 milímetros por año) por lo que fue cerrada al público, pero desde hace algunos años ya se puede volver a visitar.

Desde el 800 hubo intentos de corregir la inclinación de la famosa torre (Patrimonio de la humanidad desde 1987), pero la mayoría fracasó estrepitosamente y sólo provocaron que se inclinara aún más. Sin embargo Michele Jamiolkowski, docente del Politécnico de Turín, encontró un sistema que garantiza que no hay riesgo de derrumbes por lo menos en los siguientes 300 años. Ahora tiene un sistema de monitoreo permanente para evitar su colapso. Por lo que puedes subir sus 294 escalones sin temor (No olvides registrarte apenas llegues a la Plaza de los milagros, porque la visita está muy bien organizada en pequeños grupos, así que te anotas y, mientras llega la hora, puedes recorrer el resto de los monumentos).

La parte superior aloja las 7 campanas, que se escuchan antes de cada misa y a mediodía. Cada una tiene un nombre, la llamada Pasquareccia se llamaba antes Giustizia (Justicia) y estaba precisamente en el Palacio de Justicia, y avisaba cuando alguien era condenado a muerte por ser traidor.

Hay muchas supersticiones en los monumentos italianos, y Pisa no es la excepción: no olvides de entrar al Duomo, en la puerta central delante del Bautisterio encontrarás una lagartija con dos colas que destaca con su color dorado en medio del oscuro bronce que ha visto pasar siglos de historia. La tradición dice que los que están por presentar el examen de maturità, deben tocarla para tener buena suerte en ella.

Ya de ella hablaron muchos artistas, Vasari escribió en 1566: «Questo Guglielmo, secondo che si dice, l’anno 1174 insieme con Bonanno scultore fondò in Pisa il Campanile del Duomo […] Ma non avendo questi due architetti molta pratica di fondare in Pisa, e perciò non palificando la platea come dovevano, prima che fossero al mezzo di quella fabbrica essa inclinò da un lato et piegò in sul più debole di maniera che il detto campanile pende sei braccia e mezzo fuor dal dritto suo secondo che da quella banda calò il fondamento. Et se bene ciò nel disotto è poco, all’altezza si dimostra assai con fare stare altrui meravigliato come possa essere come non sia rovinato o non abbia gettato peli». La crítica con la cual se habla de los arquitectos muestra cómo la falta de pericia puede crear un monumento insuperable, que junto con el Coliseo se ha convertido en el emblema del Bel Paese.

¿Te imaginas poder visitarlo y hablar con los pisanos en uno de los cafés alrededor de la Plaza de los Milagros? ¿Conocer cómo lo miran los locales conversando directamente con ellos, fuera de la presentación estándar de los guías de turistas? ¿Entender el texto de Vasari que hemos apenas citado? Ven a cursos de italiano en Accademia Michelangelo, y conéctate a nuestros cursos de inmersión total en Italia. Y ese sueño se hará realidad.

Pide tu clase muestra y, dale like a nuestra página en Facebook y pregunta cuál es la promoción del mes. A presto!!!