La maquinaría se echó a andar, los candidatos de cada partido están –casi- designados, quienes coordinarán su campaña también, sus correligionarios se agrupan y trabajan en torno a ellos, y el campo de “batalla”, es decir, los medios de comunicación, se prepara de cara a la contienda más reñida de los últimas décadas.

El año 2018 está señalado como un año crucial en el tema político, ya que estarán en juego 3 mil 326 cargos de elección popular a lo largo y ancho del país, entre los que sobresalen la Presidencia de la República, 9 gubernaturas, 128 senadurías y 500 diputaciones federales; para lo cual, se necesita capital e individuos que trabajen en pro de un aspirante, partido o coalición.

“Gran negocio”

La industria de la mercadotecnia y comunicación política es uno de los sectores más rentables y en continuo crecimiento en México, a través de ésta se asesora, investiga, diseña, maneja, mide, entrena, capacita y elabora todo lo relacionado a la imagen y el mensaje de la gente que busca o ejerce el poder. 

El auge por el que atraviesa no es nuevo, desde el año 2000 más empresas de este tipo se han fundado o llegado de otras naciones, pues México, además de ser el mayor mercado de habla hispana del mundo, posee (todavía) un calendario muy “atractivo” en la materia, que agenda comicios cada año en entidades como Veracruz o el Estado de México.

Oferta y demanda son lo que necesitan las consultoras, agencias de publicidad, y encuestadoras para entrar en acción. Quienes se dedican a dicho negocio, aseguran ser piezas vitales en el funcionamiento de cualquier proyecto o campaña y tienen razón; sin embargo, lo cuestionable es la banalidad que le han agregado a la política.      

Cuentas “turbias”

Se calcula que durante los comicios intermedios (federales) de 2015, este “gremio” se embolsó alrededor de mil 172 millones de pesos; dinero que provino (como siempre) de los contribuyentes que, por desgracia, los partidos gastaron sin reparo y en la opacidad, mientras que las empresas ganaron sin la obligación de informar públicamente cuánto recibieron por parte de sus clientes.

Los periodos electorales en México son sinónimos de empleo (temporal), debido a que cientos y quizá, miles de personas forman parte de cada uno de los equipos de campaña, asimismo, reactivan la economía, gracias al reparto de dádivas a los ciudadanos por parte de los contendientes.

Reactivación ilegal

Un estudio realizado en 2016 por la empresa Integralia Consultores, descubrió que durante este lapso el flujo monetario aumenta de manera exponencial, por ejemplo, en el proceso 2012, la demanda de efectivo llegó a 37 mil 374 millones de pesos y en 2015, rebasó los 28 mil millones de pesos.

Si en algo se caracteriza la democracia mexicana, es por lo costosa, sobrerregulada y poco representativa. Lo primero es y seguirá siendo criticado porque involucra dinero que bien podría destinarse a otros rubros como salud o educación, mientras tanto, esa industria pujante avanza, crece y se consolida sin austeridad y ética de por medio.

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