Cuando pensábamos que los problemas de México sólo vendrán desde el extranjero, especialmente de los Estados Unidos de América, otro escenario sombrío se visualiza para nuestro país, un asunto igual de grave pero originado desde el interior, por los políticos de varios estados, nos referimos a los endeudamientos y la quiebra de sus gobiernos.

Solicitar préstamos elevados (impagables), desviar recursos etiquetados o simplemente robar dinero, son actos cada vez más frecuentes entre la clase política nacional, la cual emplea descaradas formas para cometer actos ilícitos, sin recibir un castigo ejemplar por parte de las autoridades.

Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo son los casos más recientes donde la rapacidad de sus ex gobernantes ha quedado al descubierto, gracias a investigaciones periodísticas o denuncias de los partidos de oposición, que además, han documentado la crisis económica y política en la que está inmersa cada entidad.

¡Quiebras totales!

Hoy, la deuda del Estado de Veracruz asciende aproximadamente a 100 mil millones de pesos, con un gobernador –con licencia- acusado por lavado de dinero, delincuencia organizada y desvío de recursos, quien, por si fuera poco, se encuentra prófugo de la justicia.

En el caso de Chihuahua, la situación también es grave, la cantidad supera los 52 mil millones de pesos, de acuerdo a los últimos datos proporcionados por el nuevo gobernador, Javier Corral. Hasta el momento, el ex mandatario César Duarte, no cuenta con alguna orden de aprehensión; sin embargo, la administración encabezada por el panista, informó que está integrando un expediente para acusar penalmente a su antecesor.

Quintana “Roobo”

Quintana Roo y su ex gobernador, Roberto Borge Angulo son otro ejemplo de la corrupción que existe en México. Borge fue denunciado por peculado y enriquecimiento ilícito; asimismo, es el principal responsable de la venta de 10 mil hectáreas pertenecientes a la reserva de dicha entidad, incluida la de la isla de Cozumel a sus familiares y amigos.

Por si fuera poco, la deuda que heredó fue de más de 19 mil millones de pesos, lo anterior, ha provocado un duro golpe a las finanzas estatales y la implementación de recortes presupuestales por parte del gobierno entrante dirigido por Carlos Joaquín González.

Fracaso… nuestro fracaso

Lo que pasa en estos tres lugares es la muestra del fracaso de la democracia mexicana, servidores públicos elegidos por la mayoría a través de las urnas, pero que se dedican a infringir una vez desempeñando el puesto.

Sus conductas son reprobables, no sólo por utilizar su cargo para beneficiar a los suyos, sino que son culpables de propiciar el colapso de todo un territorio, dejando ingobernabilidad, incertidumbre, entre otros problemas.

Corral, Joaquín y próximamente Miguel Ángel Yunes en Veracruz, se enfrentan a una situación extraordinaria: Gobernar sin recursos económicos, con pasivos que asfixian a cualquiera y con la obligación de cumplir sus propuestas de campaña.

Cero ayuda

Por ahora, no hay un plan de rescate para estos tres estados, la Secretaría de Hacienda, por medio de su titular, José Antonio Meade, señaló que únicamente les entregará las participaciones federales que por ley les corresponden, así como la asesoría en caso de que estos requieran tramitar algún  financiamiento.

La desgracia va más allá de tener entidades quebradas, es un desgaste y desprestigio acelerado de la clase política en general, es contar con un sistema electoral caro, que no fomenta la competencia ni postula a los mejores hombres y mujeres, es vivir condenados a pagar por los errores de otros, es pagar más impuestos que no se reflejan en obras o servicios de calidad, es trabajar para un rescate que será imposible.

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