Mañana, 10 de Marzo: 'El Gladiador' (Ridley Scott, Estados Unidos 2000).

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El viernes 4 de Marzo, tocó turno de 'saltar a la pared' del Complejo, ya saben, por culpa del temita éste de 'Cine al aire libre, a: 'La vida es bella' (Roberto Benigni, Italia 1997).

"Questa è una storia semplice ...ma non facile da raccontare."

¡Qué maravillosa travesía! Y mira que atreverse a hablar de la vida misma es un trabajo para gente con agallas y, por supuesto, con mucho ingenio y sobrada imaginación; siempre hay que tener desde donde improvisar. Pero seguro ustedes ya lo saben, ya habrán oído hablar de Guido; de esa historia que se hizo sobrevivir a la mismísima guerra. En caso contrario, han llegado al lugar indicado.

          Justo nos hallamos en la Europa de los años 30, un continente añejo, aún en recuperación y ya en vísperas de otra infame depresión que el mundo, si bien superará, jamás olvidará. Sí, todos nos quitamos el sombrero al escuchar hablar de guerra; no sólo por respeto a las ánimas caídas, sino por una profunda tristeza, esa esencia de humanidad fracturada que aún prevalece en las consciencias de los viejos y en los libros que ya leen los que son más nuevos en esto de vivir.

          ‘La vida es bella’ es precisamente la frase que mejor presenta esta obra, esta narración que logra emerger colorida de entre escenarios empolvados revestidos de gris melancolía. Bienvenidos al recorrido que hoy comparte Benigni, un guion inteligente, bien acompañado de entrañables melodías, fuertemente sostenido por un exquisito talento histriónico y rematado por un mensaje que nos remite a siempre asomarnos a ver que entre cualquier dificultad cabe la más grande de las sonrisas. Bienvenidos a este clásico imperdible del Cine de Arte.

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El jueves 3 de Marzo, también en el Complejo Cultural Universitario, sin tanto preámbulo, arrancó 'oficialmente' el Ciclo de Cine al aire libre 'Vive el 7º Arte en el Complejo', la película elegida para la inauguración fue: 'Forrest Gump' (Robert Zemeckis, Estados Unidos 1994).

Aquí el texto 'aperitivo' del filme.

Tan sólo repasar en la mente una a una las frases imperdibles que nos comparte Forrest a lo largo de su vida, que curiosamente ‘cabe’ en una parada de autobús, es suficiente para que el niño interior me salte justo delante de una enorme sonrisa. Claro que sí, se me hace agua la boca de sólo recordar cuánta historia cabe en la inocencia y buenaventura de un ‘chico’ cuyo IQ no rebasa los 75 puntos.

           Quizá el film, cuyo tagline de presentación bien podría ser la máxima:“My momma always said, ‘Life was like a box of chocolates. You never know what you’re gonna get’.”, sea una mirada satírica a un recuento particular de acontecimientos recientes en la historia de los Estados Unidos, aludiendo incluso, con cierta simbología cinematográfica, a temas como el ku klux klan (que igual hoy no quiero que nos vengan a importar); tal vez, pero yo prefiero quedarme con esa perfecta y original narrativa, con ese encanto demoledor que logra imprimir singularmente el buen Hanks, con todo ese cúmulo de sorpresas y divertidas peripecias que al final bien podrían llevarnos a, sencillamente, concluir: 30 años en la vida de Gump, llenos (en serio llenos) de ‘tropiezos’, que empero siempre derivan en la simpatía, fueron suficientes para dejar huella, para transformar y sellar, de manera única, la cosmovisión de toda una nación. Quizá al final sí sea cierto que ‘la vida es como una caja de chocolates, uno nunca sabe que le va a tocar’.

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