A razón de que se acerca el 25 de Diciembre fecha del nacimiento de Jesús, quisiera tratar esta columna sobre un libro el cual causo en mi mucho interés y reflexión desde el punto de vista jurídico. El proceso de Cristo.

Aclaro que más allá de los aspectos religiosos, lo que buscaré es abordar estrictamente el  punto de vista jurídico. En el libro escrito por Ignacio Burgoa, nos detalla el procedimiento legal o juicio que se llevó acabo en contra de Jesús,  las anomalías y violaciones a la ley de aquellos tiempos, la cual terminó siendo una injusta sentencia de muerte.

Este proceso que se llevó acabo estuvo lleno de vicios y violaciones procesales en su contra.

Primero la tan de moda publicidad; A Jesús no lo juzgaron con la publicidad y transparencia debida, sino al contrario, fue celebrado de noche, a puertas cerradas en casa de Caifás[1]  y sin  la figura del Sanedrín[2].  (El jurado judío)

Existió la violación al principio de libertad defensiva, ya que a Cristo nunca se le permite en su defensa presentar testigos, que pudieran testificar a su favor y la parte acusadora presentó testigos falsos.

Quizás lo más injusto fue la imposición de las penas, dónde los judíos lo condenaron por blasfemia y lo crucificaron, lo que no era la pena original; la crucifixión no la contemplaba el derecho hebreo, la pena que le correspondería en dado caso sería la de lapidación(muerte a pedradas), ya que el derecho romano tampoco contemplaba la crucifixión para delitos religiosos como el blasfemar.

Esta sentencia condenatoria no fue revisada antes de imponer la de muerte. La ley de Israel prevenía que en casos de pena de muerte, la sentencia debía ser revisada a los tres días y podrían ser admitidas nuevas pruebas de la defensa, por el contrario, una vez  dictada fue remitida la sentencia para ser ejecutado.

En base a la ley de los romanos toda sentencia de muerte emitida debía ser aprobada por el gobernador en turno, en este caso era Poncio Pilatos; como se sabe, Pilatos evadió por lo menos cuatro veces el ejecutar la sentencia,  dejándoles a los judíos todo el problema y pidiéndoles que conforme a su ley ellos lo juzgaran, lo que conocemos como  la famosa “lavada de manos”.

Entonces el Sanhedrín solicitó al pretor romano homologara la pena y cambiaron el delito al de sedición, que en la legislación romana si se castigaba con la crucifixión. (Como si hoy en día alguien que atropella a una persona llega ante el Juez y le cambian el delito por el de secuestro)

Tenemos entonces que la  aberración Jurídica consta en que Cristo es sentenciado a muerte por blasfemo, pero muere por sedición contra Roma, delito por el que nunca fue juzgado, sino que se le dio una sentencia de muerte sin haber sido juzgado por ese delito.

Con estos datos podemos ver la serie de injusticias que vivió Jesús en su procedimiento y a pesar del paso de miles de años hoy en día nuestro sistema de justicia no ha cambiado en lo absoluto, si se quiere culpar a alguien se cometen todo tipo de atropellos y anomalías en los juicios dejando a muchos inocentes en una situación desfavorable. Lo que vemos es que a Cristo lo condenó la política y no la justicia. ¿Cuántos casos de esos vemos hoy en día y hasta cuando seguirán estas prácticas? Está en cada uno de nosotros tratar de cambiar el derecho para regresarle esa naturaleza por la que se creó…Ser justos.

Muchos fragmentos fueron tomados tal cual del libro. Burgoa, Orihuela Ignacio. El proceso de Cristo, Porrúa, México 2008, 8 Ed. 86 págs.

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@LuisTiffaine