Vivo pensando ¿Cuándo me va a pasar eso que tanto deseo? ¿Cuándo voy a terminar de pagar mis deudas? ¿Cuándo es que voy a hacer eso de mi vida que tanto quiero? Y me culpo por todas las cosas que no pasan y tal vez en la culpa pierdo las ganas de hacerlo. Me preocupo, siento que no avanzo y me frustro. 
 

La vida es eso que pasa mientras estamos esperando que nos pasen otras cosas. Se nos olvida que debemos ser turistas de la vida y tomarle foto a cada paisaje, apreciar y descubrir cada cosa nueva sin esperar nada en específico.

Claro que es bueno tener metas y es bueno querer algo preciso y luchar por ello también, pero, ¿qué hay de todo eso que nos pasa? Como no es lo que queremos, ¿no lo apreciamos?

 

Es bueno de vez en cuando ser obstinado y buscar que se nos cumpla un sueño, pero creo que he llegado a entender que lo que no es bueno, es no apreciar eso que pasa a nuestro alrededor, mientras esperamos ese “algo” tan específico.


 

Es como si no le diéramos a nuestra vida la libertad de opinar sobre lo que podemos hacer… de vez en cuando, hay que hacer una pausa y pensar que no está mal dejar de remar y disfrutar cómo se mueve la balsa solita, aunque se desvíe un poquito o se detenga por completo.

Creo que al final, cuando estemos en el lecho de muerte, el tipo de momentos que recordaremos son esos en los que disfrutamos y fuimos plenos. No recordaremos las veces que estudiamos de más, sino la vez que nos fuimos de pinta. Hoy aventaré mentalmente todos los pendientes en mi vida que me tienen desgastada y me permitiré ver los sueños gratis que ni siquiera me propuse.