La muerte de un hijo o hija es una de las pérdidas más dolorosas y significativas que viven los seres humanos. Los padres, pueden llegar a pensar que por orden natural de la vida son ellos quienes deben morir primero, pero cuando sucede que son los hijos los que mueren antes que ellos, se convierte en una situación difícil de comprender y procesar. La muerte de un hijo o hija puede traer consigo un desequilibrio familiar, ya que cada integrante procesa de manera diferente la muerte y su proceso de duelo. Cada uno va experimentando diferentes emociones y estas a su vez repercuten la forma en que viven y se desempeñan en sus diferentes contextos.

Ante una situación tan dolorosa, los padres se preguntan el Por qué de esa pérdida y les puede llevar mucho tiempo sumergirse en los “pórques”, ¿Por qué se murió mi hijo o hija?, ¿Por qué si era tan bueno? ¿Por qué me tuvo que pasar esto a mí?, preguntas que no tienen respuestas que puedan mitigar el dolor y que solamente lo hace más profundo. Sin embargo, un gran desafío que los padres deben enfrentar es: Aprender a vivir con esa pérdida, pueden preguntarse y responderse en lo más profundo de su alma ¿Cómo estoy viviendo mi vida ahora que ya no estás?, ¿Qué voy hacer con este dolor?, ¿Para qué me sirve este dolor tan grande que estoy sintiendo? ¿Qué enseñanzas me deja esta experiencia? ¿De qué forma puedo honrar la memoria de mi hijo o hija? Poco a poco las respuestas a estas preguntas las irás elaborando, encontrándole un nuevo sentido y significado a tu vida.

¿Estás viviendo la pérdida de un hijo o hija? ¿Nadie parece entender y comprender el dolor que estás experimentando? Es verdad, nadie puede entender mejor el dolor de haber perdido a un hijo o hija, que otros padres que también lo estén viviendo. En CESE –Centro de Salud Emocional-, contamos con un grupo permanente para padres que han perdido hijos. Es un espacio de ayuda mutua donde puedes sentirte escuchado, acompañado y comprendido. ¡No estás solo (a) en este proceso, permítenos caminar contigo!