You'll never get rid of me again - "Ya no hay actrices como Ingrid Bergman, ya no hay actores como Cary Grant, ya no hay directores como Alfred Hitchcock, ya no hay cine como el clásico. Ese manojo de llaves, esa taza de café. Ese final lleno de tensión. Reconozco que el principio de la película no me gus ... más» You'll never get rid of me again - "Ya no hay actrices como Ingrid Bergman, ya no hay actores como Cary Grant, ya no hay directores como Alfred Hitchcock, ya no hay cine como el clásico. Ese manojo de llaves, esa taza de café. Ese final lleno de tensión. Reconozco que el principio de la película no me gustó demasiado, todo iba demasiado rápido, como si Hitchcock quisiera solventar en cinco minutos el enamoramiento de los protagonistas para meternos rápidamente en la historia; es todo muy brusco. La película es algo heterodoxa en el universo hitchcockiano, en el que son típicas situaciones enrevesadas e inverosímiles. Aquí no. El argumento, de hecho, es bastante simple y las situaciones de suspense se dan simplificando al máximo los elementos, reducidos a una llave, una taza de café y una botella. A destacar también las escenas románticas: se dice que, prohibidos como estaban los besos demasiado largos en pantalla por la censura, Hitchcock sorteó el obstáculo haciendo que el Grant y la Bergman interpretaran esas escenas en las que hablan de trivialidades a milímetros de distancia dándose pequeños besos constantemente, lo cual, al final, resulta más tórrido e indecente que lo prohibido por los censores. Si algo tenía la censura agudizaba el ingenio, la capacidad de sugerir, de decir sin decir (se me viene a la cabeza el final de Viridiana, del maestro Buñuel)". - Buñuelesco  menos«