Amanecía en la capital política de México, el día anterior se presagió una victoria contundente en su sede legislativa, allí, muchos dormían sentados en su curul, algunos no y otros, como Emilio, Bernardo, Alfonso y José, festejaban desde su hogar la concreción de su plan más importante, ideado años atrás.

La fecha: 9 de julio de 2014, día en el que el Congreso aprobó en una sesión maratónica las leyes secundarias de la Reforma en Telecomunicaciones y Radiodifusión. Legislación que regulará a los operadores de telefonía fija y móvil e internet; así como a la industria de la radio y la televisión (abierta y restringida) en todo el país.

Con 340 votos a favor, 120 en contra y una abstención, la Cámara de Diputados avaló en lo general el dictamen, que dicho sea de paso, llevaba un retraso en su discusión de casi 7 meses. La promulgación fue el siguiente paso; sin embargo, la reforma desató varias críticas desde su “gestación”, principalmente, de varios  miembros de la clase política.

“Los cuatro fantásticos”

Por otra parte, Emilio Azcárraga, Bernardo Gómez, Alfonso de Angoitia y José Bastón; Presidente del Consejo de Administración de Grupo Televisa, Vicepresidente Ejecutivo de Grupo Televisa, Presidente del Comité Financiero de Grupo Televisa y Presidente de Televisión y Contenidos de Grupo Televisa, respectivamente, celebraron la llegada de esa herramienta legal que le permitirá a la principal cadena de Hispanoamérica, por un lado, fortalecer su poderío económico, mediático y político y, por el otro, mermar a su rival empresarial: el Grupo Carso, propiedad del magnate, Carlos Slim.

La relación entre el gobierno y Televisa es muy añeja, esta última siempre estuvo subordinada al gobernante en turno durante el régimen priista; empero, todo cambió con el arribo de la oposición a Los Pinos.

El PAN, cómplice y subordinado

Vicente Fox concretó y autorizó una de las acciones más cuestionadas y por ende, insólitas en el juego poder- medios, que fue la reducción de los tiempos fiscales a las estaciones de televisión de 12.5 por ciento (%) a sólo 1.25%. A partir de 2006, el gobierno de Felipe Calderón también las apoyó.

En 2005, “los cuatro fantásticos” (como son llamados Azcárraga, Gómez, de Angoitia y Bastón) fueron los impulsores de una nueva ley en materia de radio y televisión, conocida popularmente como “Ley Televisa”, la cual fue aprobada unánimemente por la Cámara Baja en tiempo récord (7 minutos); no obstante, semanas después de ser ratificada por el Senado, algunos legisladores interpusieron un recurso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que al final, la declaró inconstitucional.

Peñanietistas forever

2012, año de elecciones, año para renovar el Ejecutivo Federal, año de la victoria de Enrique Peña Nieto y año de la implementación de la campaña publicitaria jamás vista desde una televisora a un candidato a la Presidencia de la República.

Para nadie es un secreto que Televisa apoyó a Peña desde que éste fue gobernador del Estado de México, a través de coberturas informativas inequitativas y una exposición en la pantalla sin precedentes.

Con la llegada de Peña al máximo cargo público en el país, la regulación, combate y fragmentación de los monopolios se puso en duda, pero la conformación del Pacto por México (acuerdo de los partidos políticos para impulsar reformas) generó muchas expectativas para mejorar el sector de telecomunicaciones y radiodifusión.

Reforma descafeinada

En 2013, la reforma en la materia tuvo –quizá- más consensos que disensos porque la intención de fomentar la competencia en ambos sectores quedó plasmada –de manera general- en la Carta Magna al ser impulsada por todos, incluyendo al partido de Peña (PRI).

Los detalles y la manera de implementar esta ley recaería en sus artículos secundarios. En junio del presente año se intensificaron las negociaciones entre las diferentes fuerzas políticas para detallar, por ejemplo, el término de “preponderancia” y si ésta sería regulada por sector o por servicio, eliminar las tarifas de larga distancia en telefonía fija o móvil, así como licitar dos nuevas cadenas de televisión.

Nadie puede estar en contra de que los monopolios sean acotados y sujetos a medidas asimétricas para fomentar la competencia. El problema de esta legislación es la rigidez hacia América Móvil (Telmex- Telcel) y el laxismo a Grupo Televisa; pues mientras el primero deberá –con justa razón- compartir su infraestructura y disminuir sus precios, el segundo no será posible declararlo preponderante en su área y tampoco será obligado a ofrecer mejores contenidos ni a transparentar sus ingresos por concepto de publicidad oficial.

“Favor con favor se paga”

Lo anterior puede ser englobado en una sola frase: Favor con favor se paga. El mandatario ha garantizado su presencia en la pantalla a través del otorgamiento de canonjías y una empresa autodenominada “la fábrica de sueños” que vende aire e ilusiones para quien actúa como para quien la observa.

Son pues, motivos suficientes para festejar en la Avenida Chapultepec 18, centro de operaciones de los “cuatro fantásticos”.

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