(De la serie ConcienciaDespierta)

Una buena noticia: podemos ser las dos cosas al mismo tiempo. Aunque te consideres una conciencia despierta y un amante del sentido común, no necesariamente debes dejar tu relacion con las tradiciones. Lo que sí es fundamental es que transformes tu relación: éstas deben de ser reconocidas como tradiciones, y no como verdades.

Creo que las tradiciones son un arma de doble filo, nos pueden ayudar a disfrutar más la vida, o pueden obstaculizar nuestro desarrollo. Al dejar de reconocerlas como verdades será más fácil aprovecharlas en vez de salir perjudicados.

Si en verdad creemos que por ir a confesarnos nos salvamos de las consecuencias de los así llamados pecados, entonces esa tradición será un obstáculo para nuestro desarrollo; hábitos como la envidia y el odio nos hacen sentir intranquilos e infelices aunque los confesemos. En cambio si la confesión se toma como una tradición en la que te das el tiempo de reflexionar sobre los errores que has cometido, para después hacer un esfuerzo consiente por mejorar, la cosa cambia.

Por mucho tiempo pensé que la tradición prehispánica de las ofrendas era ridícula; pensaba eso porque la estaba tomando como verdad. Hoy que ya la entiendo como una tradición, me parece algo profundo y creativo; ahora lo veo como una oportunidad para acordarse de ese ser querido, una oportunidad de hablar de él, de recordar los buenos momentos vividos, de que lo conozcan –aunque sea un poco- los que no tuvieron la oportunidad.

 

La tradición familiar muy mexicana de reunirse los domingos a comer juntos es muy disfrutable; conoces más a tu familia y te rodeas de la gente que aprecias. Pero cuando se vuelve una obligación, o en el momento en que se piensa que la familia que no se reúne es disfuncional, la tradición se convierte en un problema.

 

Es muy diferente bautizar a tu hijo para compartir con la gente qué más quieres la felicidad que sientes por su llegada, que hacerlo para salvarlo del pecado original. La primera razón es goce, es amor, es amistad; la segunda razón está basada en un temor muy cuestionable.

 

Hoy todos tenemos un reto enfrente: como mezclar el despertar de la conciencia, la individualidad, la creatividad y la originalidad con las tradiciones, ya sean familiares, mexicanas o universales.  ¿Cómo estas enfrentado tú ese reto?