Las comedias rosas americanas son cada vez más rosas y cada vez menos comedias, por lo que se agradece ésta, que constituye una modesta excepción en la regla. Se basa en la posición falsa e incómoda de sus protagonistas, uno de los recursos clásicos del género porque pocas cosas hay más cómicas en u ... más» Las comedias rosas americanas son cada vez más rosas y cada vez menos comedias, por lo que se agradece ésta, que constituye una modesta excepción en la regla. Se basa en la posición falsa e incómoda de sus protagonistas, uno de los recursos clásicos del género porque pocas cosas hay más cómicas en una ficción que ver a alguien pasarlas moradas. La mujer es una exitosa empresaria neoyorquina recién separada de un exitoso abogado, arrepentido de su propia infidelidad. Son testigos de un crimen y, para protegerles, la policía les da una nueva entidad y los envía a un pequeñísimo pueblo perdido en un paisaje inmenso de Wyoming. La incomodidad es doble: se ven forzados a fingir que conviven como matrimonio y, encima, en el medio que les es más ajeno. Las relaciones de los capitalinos sofisticados, irónicos y liberales con los pueblerinos duros, socarrones y conservadores provocan buen humor sin caricatura ni ?conversión?: acaban simpatizando con los rurales, pero siguen añorando Nueva York. Lo mejor :Como en la mejor tradición de la comedia romántica, el humor recae sobre los secundarios. Lo peor: El cargante y convencional repertorio gestual de Grant, frente al que brilla la comedida Parker.  menos«