Johnny Depp regresa a su ya legendario papel del Capitán Jack Sparrow en un cuento repleto de acción
sobre la verdad, la traición, la juventud y la desaparición. Cuando Jack se cruza con una mujer de
su pasado (Penélope Cruz), no está muy seguro de si se trata de amor o si ella es una estafadora sin
escrúpulos que le está utilizando para encontrar la legendaria Fuente de la Juventud. Jack es
capturado por el Queen Anne´s Revenge, el barco del temible pirata Barbanegra (Ian McShane). Le
fuerzan a unirse a ellos y vivirá una inesperada aventura en la que no sabe quién le inspira más
miedo: Barbanegra o la mujer de su pasado.
Quién bien te quiere te hará llorar - "¿Alguien dudó de que tras las mareantes cifras de la
hasta ahora trilogía no volveríamos a ver tarde o temprano a Jack Sparrow, verdadero sustento
popular de todo el meollo, a bordo de una nueva aventura? Cierto es que Sparrow es un personaje que
se merece y ...
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Quién bien te quiere te hará llorar - "¿Alguien dudó de que tras las mareantes cifras de la
hasta ahora trilogía no volveríamos a ver tarde o temprano a Jack Sparrow, verdadero sustento
popular de todo el meollo, a bordo de una nueva aventura? Cierto es que Sparrow es un personaje que
se merece y que merece la pena, una revelación cuya presencia en el blockbuster original fue todo un
hallazgo, pero quien tal vez lo que no se merezca es una película como esta falsa cuarta entrega que
ignora buena parte de su pasado y su legado, que abandona al personaje prácticamente solo ante el
peligro, y que más que una continuación es un intento de imitación de su original a imagen y
semejanza de esa que recientemente se hizo llamar 'Scream 4' y a la que igualmente se le olían los
sudores de un vano y frustrante intento desesperado por ser la sombra de lo que la primera de su
especie llego a ser, una película, y si me apuran, además de las buenas.
Estamos ante una especie de reedición algo más blanda de lo que ocurrió en su momento con el hijo
bastardo que le salió al bueno de Indy en forma de una cuarta entrega, con el beneplácito de sus
propios progenitores -quién bien te quiere te hará llorar-, que de tanto oír hablar de ella terminó
por dar forma a uno de los fracasos artísticos más rimbombantes (y dolorosos) de los tiempos
modernos de los que hablaba Chaplin, una excusa perfecta para dar a luz el mismo enjuiciamiento
inicial al que Woody Allen somete a Owen Wilson antes de invitarnos a la siesta durante su siempre
penúltimo trabajo. Es, en suma, la inevitable consecuencia del capitalismo que asola nuestra cada
vez más maltrecha comunidad cinéfila en el que a la gallina de los huevos de oro no se la puede
dejar escapar con vida sin antes haberle exprimido hasta la última de sus posibilidades y cueste lo
que cueste aunque cueste lo que cueste.
No, no es que esta 'Piratas del Caribe 4' sea tan mala como, por ejemplo, lo eran 'Destino final 4'
o 'Resident Evil 4', otras dos fallidas reinvenciones de otras dos sagas de fuerte aroma popular a
las que tan sólo ciertos elementos adoptados ya casi por simple morriña salvan de la ignominia que
debieran merecerse sus escasas aptitudes por las que ser llamadas películas. Jack sigue siendo Jack
-aunque ya se le vea venir y el conjunto viva demasiado pendiente de darle cancha a sus cada vez
menos divertidas payasadas-, y esa musiquilla tan reconocible y pegadiza sigue siendo un
acompañamiento de lujo -por más que en esta ocasión Hans Zimmer haya caído en la desvergüenza de, al
igual que John Williams en el 'Episodio III', apenas si componer alguna nota nueva que podamos
llevarnos al oído-. Poco bagaje tal vez, escaso dadas las exigencias y las expectativas, y aunque
suficiente como para no naufragar -al menos no como para tocar fondo- la sensación insatisfactoria
es un hecho una vez las luces de la sala nos levantan de una butaca a la que las más de dos
excesivas horas de metraje nos ha permitido hacerle un molde a costa de la salud de nuestro trasero.
Tantos minutos en pantalla para tan poco, y especialmente tan poco memorable. Pasable, pero
olvidable, tanto que vista hace una semana lo más que recuerde de ella es que no me acuerdo de
nada.
'Piratas del Caribe 4' es un quiero y no puedo, un continuo intento por alcanzar lo que Gore
Verbinski fue capaz de hacer con cada uno de los capítulos de una franquicia en la que la mayoría de
sus momentos son como mínimo ejemplares, algo realmente complicado al amparo de una 'major' tan
blandita como Walt Disney tal y como pudimos comprobar con su última gran criatura, 'Tron Legacy',
producción más que interesante pero limitada en sus posibilidades por culpa del logo que la
amparaba. Y es que uno de los grandes aciertos de tito Bruckheimer desde las barricadas de la
producción fue relegar su nombre a un segundo plano con la adjudicación del proyecto a un talento
como Gore Verbinski, a quien no poco debemos aplaudir por dotar de personalidad a un blockbuster al
que supo imprimir de valor cinematográfico y un marcado sentido popular, amén de sacarle mucho
provecho a un diseño artístico, visual y sonoro personal, poderoso y muy convincente en su amalgama
de ciencia y religión pirata.
Pero Gore Verbinski ya no está y la tarea de reflotar la franquicia tras un tercer título que para
un servidor fue el mejor, aunque sólo sea por dar la razón a quien siempre me advierte de mi gusto
por llevar la contraria, ha recaído en Rob Marshall, decisión un tanto cuestionable de antemano que
se transforma en un error tras los créditos, una equivocación en la que reincide más a menudo de lo
que debiera un Bruckheimer a quien o bien su asociación con Disney o bien su ego por imprimir su
sello le obliga cada vez más a depender de impersonales artesanos que de cineastas con bemoles.
Marshall no posee la maña cinematográfica de Verbinski ni mucho menos un agudo sentido visual que
pueda siguiera hacerle sombra a la de aquel, un director excesivamente teatral e impersonal que si
bien en tierra firme puede ser eficaz sobre las mareas ofrece una puesta en escena más bien plana,
convencional y aburrida, sin la chispa ni la magia de un verdadero artesano de la acción con cabeza
que dote de brillo unas imágenes que funcionan, si acaso, por acoso y a las que las relativas
restricciones presupuestarias impuestas encima para la ocasión, además, parecen evitar ser salvadas
por una segunda unidad con medios para ofrecer algún set pieces que llevarnos a la memoria. Niente.
Y eso que acción hay bastante, otra cosa es que esta no caiga constantemente en un déjà vu rutinario
donde nada es memorable, y por más que de nuevo tanto a su departamento artístico como técnico, de
efectos especiales y demás se les pueda decir de todo menos cualquier cosa mala, esto último si
acaso reservado a un discreto 3? nuevamente testimonial y que será puesto en evidencia en cuanto el
tráiler de 'Transformers 3' que la antecede haga acto de presencia.
Si el cambio de director es uno de los grandes peeeeeros de esta penicula que bien pudiera ser
considerada, en otra vida, como una tan pasable como olvidable producción de verano del montón sino
fuera porque el 4 le viene heredado de una saga de vivo recuerdo cuando ella no ofrece nada digno
para el recuerdo, no menos perjudicial resulta la cruz que le ha caído en forma de una mujer con
ocasional apariencia de actriz que desluce todos y cada uno de los planos en los que ella, o su
hermana, hacen acto de presencia, una presencia que al menos se promete al principio mucho más
relevante de lo que luego termina por ser un personaje mal configurado y peor desarrollado, pero
sobre todo mal implementado en una trama que prácticamente repite error asfixiando a casi todos los
personajes por culpa de, entre otras, su excesiva dependencia del Sparrow de Johnny así como de un
libreto inconexo, dubitativo, hueco e impreciso que presenta un sin fin de callejones sin rumbo,
detalles sin fundamento (la tripulación zombie, por ejemplo, sin oficio ni beneficio) y caprichosas
vueltas de tuerca que alargan el metraje sin aportar gran cosa ni ofrecer más que en su mayor parte
extensos diálogos pretendidamente ingeniosos que ralentizan el ritmo de un relato al que le falla el
fuelle cada dos por tres. Al menos a Geoffrey Rush e Ian McShane les queda el oficio, y a nosotros
percatarnos de ello, algo que a este último no le impide ni pasárselo pipa ni tampoco defender un
personaje que se diluye incomprensiblemente como villano del tres al cuarto y al que cuesta creer
como la necesaria y peligrosa amenaza que supuestamente representa. La sombra de Bill Nighy es
alargada, casi tanto como la correcta intrascendencia de los roles de Kevin McNally, Stephen Graham,
Astrid Berges-Frisbey, Sam Claflin o un fugaz Óscar Jaenada.
'Piratas del Caribe 4' más que una película es una imitación de la misma, una burda copia que
intenta valerse de un buen nombre para seguir exprimiendo un filón al que lejos de revitalizar le
puede causar una vía de agua tal que pueda causar su naufragio. Esta cuarta entrega de la saga es
sin duda la peor, el certificado de que algo a lo que se le podría haber dado más de sí con algo de
maña, paciencia y buena letra se le ha dado de sí por culpa de aquello que tanto mal le hace al
prestigio de Hollywood, eso mismo que tanto nos hace temer nuestras propias expectativas cuando nos
descubrimos emocionados por que llegue un día en concreto para ir al cine. Aunque se deja ver no es
ni de casualidad lo que fueron las tres anteriores, con un saldo final que arroja una superioridad
por parte de sus puntos débiles sobre los fuertes, donde casi todas las novedades restan en vez de
sumar puntos mientras que a los hasta ahora puntos fuertes de la franquicia empiezan a dar muestras
de agotamiento. Entretiene, molesta pero sin llegar a ofender y podría pasar como cualquier otro
olvidable pasatiempo de esos que tanto abundan por esta épocas del año. Pero no es el caso, y al
igual que un superhéroe necesita de un superenemigo que pueda estar a su altura Sparrow necesitaba
de una mejor tripulación para este viaje que más que a una de 'Piratas del caribe' se insinúa
parecer más a, perdóneme padre, una tele serie de Telecinco con Pilar Rubio de protagonista... "
- Autor (a): Wanchope para elseptimoarte.net menos«
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