Objeto de una fascinación y adoración desbordantes desde que tenía 17 años, George Harrison entró en
la conciencia colectiva como miembro de la banda más conocida y adorada de la historia, Los Beatles.
Con el grupo viajó a todas partes, conoció a un sinfín de personajes y alcanzó niveles de fortuna y
fama impensables. A los 22 años se dio cuenta de que el éxito material no era suficiente: "Teníamos
muchísimas cosas materiales siendo muy jóvenes y pronto nos dimos cuenta de que no se trataba sólo
de eso; nos faltaba algo". A través de su amistad con Ravi Shankar y sus viajes a la India, George
se sumergió en la música y en la filosofía hindú; la meditación y la practica espiritual se
convirtieron en parte central de su vida. Martin Scorsese sigue la trayectoria de George desde su
nacimiento hasta su muerte en 2001, utilizando material de archivo nunca antes visto.
Opinión
Cuando Roland Barthes dice que el lector vive el mito a la manera de una historia verdadera e irreal
está apelando a su ambigüedad ontológica. Es decir, el mito se define en ese momento singular en el
que lo real empieza a pertenecer al reino de lo imaginario. En cierto modo, todo documental que
quiera ace ...
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Cuando Roland Barthes dice que el lector vive el mito a la manera de una historia verdadera e irreal
está apelando a su ambigüedad ontológica. Es decir, el mito se define en ese momento singular en el
que lo real empieza a pertenecer al reino de lo imaginario. En cierto modo, todo documental que
quiera acercarse a un mito está condenado a alimentar esa ambigüedad. Por mucho que quiera anclarse
en los hechos está predestinado a imprimir una leyenda sin matices. Sorprende, no obstante, que el
director se deje devorar por el mito, como ya ocurría en «No Direction Ho- me», su documental sobre
Bob Dylan: quizá porque los Beatles forman parte de su educación sentimental, quizá porque su
historia coincide con esos convulsos sesenta que le vieron nacer como cineasta, lo cierto es que
Scorsese no tiene ningún interés en hacer una biografía en perspectiva, con puntos de fuga. Las
aristas de la personalidad de Harrison son notas a pie de página de un epidérmico retrato en
positivo. Harrison entra por derecho propio en la galería de personajes memorables del cine de
Scorsese. No es extraño que invierta tanto metraje en examinar su descubrimiento de la meditación,
su amistad con Ravi Shankar, su aprendizaje de los secretos de la música india. La admiración le
desborda, y la película, que supera las tres horas, también se desborda para llegar siempre al mismo
punto: George Harrison era el miembro más espiritual de los Beatles.
Es lógico que la conclusión sea simple, dado que el documental está producido por la viuda de
Harrison. Algunos episodios evitan voluntariamente la polémica, que probablemente dejaría en mal
lugar al cantante. El montaje, pulido y rimado, hace que el relato se mueva sobre ruedas, de modo
que la vida del icono carezca de profundidad. La vida, entonces, es una superficie deslizante sobre
la que el fantasma de Harrison patina sin esfuerzo. De mirar y no tocar. Lo mejor: La enorme
cantidad de material de archivo que Scorsese maneja con gran soltura. Lo peor: el tono hagiográfico
del conjunto nos hace añorar un enfoque algo más malvado. (POR: Sergi Sánchez, La Razón.es) menos«
Premios y detalles:
2011: Critics Choice Awards: Mejor documental
2011: Premios BAFTA: Nominada a mejor documental
Título original
George Harrison: Living In The Material World
Género
Documental, Musical
Próximo estreno: 30 de
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