Las y los poblanos de varias generaciones hemos crecido escuchando en cada campaña electoral que por fin las y los candidatos a los diferentes cargos de elección popular van a resolver el problema limítrofe en la zona conurbada de Puebla, especialmente en Puebla y Cholula. De hecho, salen bien bonitos en la foto, tomados de la mano e inclusive firmando convenios entre ellos para hacer creer a la población que de votar a su favor, llegaran a un acuerdo sobre este tema.

Sin embargo, creo que ningún gobernante en la actualidad se siente “Santa Anna” para que al protestar el cargo, ceda el territorio que los pobladores de cada municipio consideran como suyo, sólo para que su cuate alcalde del municipio vecino cumpla sus promesas.

Por esta razón, aún cuando en ocasiones los presidentes municipales de esas zonas han pertenecido al mismo partido político, al llegar al poder, no les ha sido posible cumplir esa encomienda, más aún, pocas han sido las autoridades que por lo menos han intentado saber el sentir de los vecinos de esa región.

En este sentido, los alcaldes en turno se han lavado las manos utilizando los medios legales que existen a su alcance, como someter el asunto a la decisión del Congreso del Estado y de cualquier otra autoridad, incluyendo a la mismísima Suprema Corte de Justicia de la Nación; el resultado, ya lo conocemos, cada vez, el problema derivado de la conurbación urbana es más fuerte.

Una y otra vez se analiza el Decreto de 1962, los documentos de creación de la Región Centro Poniente “Angelópolis”, compuesta por 14 municipios del Estado, alrededor de la metrópoli de la Ciudad de Puebla, y miles y miles de documentos históricos, instrumentos notariales, información catastral, opinión de los colegios de ingenieros y arquitectos, y de las universidades, entre otros.

Y claro, en cada legislatura, este proceso dura hasta el mes de diciembre del último periodo de sesiones, cuando ya no se puede hacer mayor cosa, dado el cambio de diputados locales que se realiza cada 3 años. Y la presente legislatura no es la excepción, hace apenas poco más de 3 meses, que nuestros diputados requirieron a las autoridades municipales –parece ser que solamente de San Andrés Cholula y del municipio de Puebla-, para que aportaran todas las pruebas a efecto de demostrar el territorio que abarca cada uno de esos municipios, dando también la intervención técnica a algunas universidades, y tomando como base el trilladísimo decreto de 1962, que jurídicamente no tiene mucho que aportar.

Y es que siguiendo la regla de todos los anteriores diputados locales, como si existiera un manual en la materia, los actuales legisladores, están haciendo exactamente lo mismo, y obvio, los resultados que van a obtener van ser los mismos; peor aún, los legisladores de hoy, ni siquiera han corrido la cortesía de preguntarnos a cientos de miles personas que habitamos esa zona, qué es lo que consideramos que sea mejor para resolver el conflicto, siguiendo aferrados a un decreto que en el caso, no sirve para nada, y pueden comprobarlo buscando su texto en internet a través de cualquier buscador.

Este decreto ha causado graves conflictos por lo menos entre los municipios de Puebla, San Andrés Cholula, Cuautlancingo y San Pedro Cholula porque jamás tuvo como finalidad una delimitación de territorio entre estos municipios, propiamente dicha, sino que es un documento a través del cual se suprimen los Municipios de San Jerónimo Caleras; San Felipe Hueyotlipan; San Miguel Canoa; Resurrección y Totimehuacan para convertirse en juntas auxiliares del municipio de Puebla, eso es todo.

Por supuesto, muchas de las referencias naturales respecto a la superficie, medidas y colindancias que se señalan en dicho decreto han desaparecido o se han modificado visiblemente, gracias a la conurbación que se ha dado “entre la Cholula Prehispánica, y la Puebla en expansión, como lo sostienen José Álvaro Hernández-Flores y Beatriz Martínez Corona, en su estudio: “Disputas del Territorio Rural: La Cholula Prehispánica frente a la Expansión de la Puebla Colonial, editado por el Campus Puebla del Colegio de Postgraduados

(//www.colpos.mx/asyd/volumen8/numero2/asd-11-009.pdf).

Ahora bien, de qué nos quejamos quienes habitamos o transitamos por esa zona:

a).- De un crecimiento urbano desordenado, que si bien no se ha resuelto por ninguna de las autoridades de la zona limítrofe, genera una ambición desmedida de éstas respecto al cobro de impuestos.

b).- De la generación de una enorme “tierra de nadie”, donde los ciudadanos son olvidados y más aún la prestación de los servicios públicos necesarios para su desarrollo.

Debe destacarse que si bien es cierto que en esta zona se encuentran las zonas habitacionales más caras y muchos de los centros de negocios y universidades más modernas, los recursos para la generación de estos complejos, así como la prestación de servicios públicos, corre a cargo casi en su totalidad de los particulares, y de los colonos organizados, mismos que se ven obligados a pagar cuotas adicionales a sus órganos administrativos para la conservación y mantenimiento de sus viviendas y negocios. De ahí la gran diferencia en la calidad de vida que existe entre las diversas áreas de la zona conurbada.

c).- De la disputa en el cobro de impuestos, derechos y demás contribuciones municipales, que provoca incertidumbre entre los contribuyentes, pues las autoridades de los municipios de la zona tienen cartas catastrales en las que incluyen territorios considerados también en las otras, existiendo en muchas ocasiones una duplicidad en el cobro de impuestos, con la correspondiente sanción en caso de no cubrirlos.

d).- De la falta de certeza inmobiliaria, pues es la zona donde se han reportado los casos más escandalosos de despojo y saqueo de tierras, dada la irregularidad de las tierras que se da a través de las escrituras públicas, documentos catastrales, registrales y notariales que se expiden respecto a los terrenos y propiedades ubicados en esta área.

e).- Además de las diversas realidades que existen en la zona, existen grandes diferencias, sobre todo en los usos y costumbres, y arraigo que cada uno de los habitantes tiene en la zona, intensificando los conflictos sociales.

f).- Graves problemas viales ante el crecimiento desproporcionado y sin la debida regulación en la zona.

g).- Crisis de seguridad. Es increíble como siendo Cuatlancingo la zona con mayor generación industrial por la empresa Volkswagen y sus proveedoras, y la zona de Angelópolis, tener una vocación comercial tan grande, también sean dos de los focos rojos más grandes de todo el Estado de Puebla, debido a la delincuencia organizada que existe en la zona y la falta de servicios y de recursos humanos y materiales con que cuentan las autoridades municipales, convirtiéndose en el lugar donde transitan los narcos, los sicarios y oros delincuentes, el lugar donde se encuentran a los encajuelados, donde constantemente ocurren tiroteos y se dan los más graves accidentas viales.

Por esta razón considero, que si los diputados locales en realidad quieren terminar con el conflicto de la zona limítrofe, debían escuchar todas las posibles soluciones que los poblanos consideramos pueden existir en el asunto de que se trata.

Una opción diferente que considero debe analizarse es crear un nuevo municipio, aclarando previamente que el nombre que propongo se le asigne no se desprendió de algún estudio importante sobre la aceptación de éste entre los vecinos del lugar, sino que lo señala para efectos prácticos por ser el que está de moda durante la presente administración, por tanto, no me detendré a defenderlo, pues repito, la asignación de un nombre en particular debe partir de un análisis mucho más profundo, que permitan que los vecinos se sientan parte de ese nuevo municipio.

Esta propuesta y todas aquellas que realicemos los vecinos de la zona, debe tener como finalidad, buscar resolver la problemática que ocasiona todo tipo de conflictos en la zona, por lo que deberá generarse a partir de un diagnóstico histórico, social, jurídico, urbanístico-ambiental, entre otros, que establezca las alternativas posibles, los obstáculos legales, las factibilidades integrales territoriales, de identidad, sociales, económicas, de sustentabilidad, seguridad y protección civil, para consolidar un verdadero centro de población con estándares de calidad de vida modelo, no sólo en Puebla, sino en México y el mundo, en el que poco a poco se genere un equilibrio de condiciones entre todas las zonas que formen parte del nuevo municipio.

En una siguiente columna, hablaré más a detalle de esta propuesta, sólo quiero señalar que no debemos perder de vista que las ciudades son las obras más importantes y trascendentes que ha realizado la Humanidad en toda su historia, buscando siempre la felicidad y el bienestar de sus habitantes, lo que no está ocurriendo en la especie.

Asimismo, sé que muchos pensarán que Puebla es uno de los estados con el mayor número de municipios, -217 para ser exactos-, y que podría ser una locura crear uno nuevo; sin embargo, debo señalar que mi propuesta no es inédita, por lo menos a nivel nacional, pues desde 1990 a la fecha, en todo México se han creado 55 nuevos municipios, 16 en Tlaxcala, 7 en Chiapas, 6 en Guerrero, 5 en Veracruz, 4 en el Estado de México, 3 en Campeche, así como en Quintana Roo, 2 en Aguascalientes, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas, y 1 en Jalisco, en Baja California y Baja California Norte. De hecho, el municipio de Bacalar en Quintana Roo se creó apenas en el año 2011 y está por confirmarse la creación de 4 nuevos municipios en Chiapas.

Esta información la pueden consultar en la página digital de la Secretaría de Gobernación Federal, que se encuentra en el siguiente link: 

//www.e-local.gob.mx/wb/ELOCAL/ELOC_Los_ultimos_municipios_creados

Ahora bien, es increíble que en el municipio de Puebla existan varios municipios con una población muy reducida, como La Magdalena Tlatlauquitepec, que fue fundado desde el año de 1895 y que de acuerdo con el último censo (2010) cuenta sólo con 484 habitantes, o municipios como Teteles de Ávila Castillo que tiene una superficie de únicamente 8.93 kilómetros cuadrados, y que no podamos considerar como una opción viable, generar un nuevo municipio sobre la zona de mayor conflicto limítrofe de la Región Centro Poniente Angelópolis.

¿Ustedes que opinan?