Es una desgracia saber que nosotros los mexicanos padecemos de un altísimo sentido del respeto a las ciudades, lugares, etc. ajenos. Pareciera una bondad digna de presunción, un elemento básico en cada mexicano y mexicana.

¿A qué me refiero?, es simple. Tengo un ejemplo clarísimo para todos los que vivimos en Puebla. Vamos en nuestros vehículos hacia esta famosa zona comercial llamada Sonata, de repente vemos que un peatón tiene intenciones de cruzar la calle y como acto de magia nos páramos para darle el paso.

¡No quisiera verlos en otras calles!, Seguramente, me hubieran aventado el carro. Y no lo digo por decir, lo digo porque así lo es y así me ha sucedido infinidad de veces.

Es completamente estúpido que nuestra mentalidad sea el respetar donde todos respetan por el motivo que sea y ser un imbécil donde nadie me vea. Lo mismo pasa en las ciudades turísticas. ¡Claro!, no puedes tratar mal al europeo o al canadiense que te consume miles de dólares cada vez que viene. ¿Y el mexicano?, ¡bah! El entenderá que así somos entre nosotros.

Vamos a otros países y de las primeras acciones que hace la gente es el no tirar

basura, porque aquí así respetan, aquí sí castigan, aquí no hay basura. ¡Maneja con precaución! Aquí sí respetan, aquí así manejan, aquí son más avanzados.

De regreso a México, llegan con hambre y de camino a casa compran un yogurt y como vienen en auto lo más fácil es tirarlo por la ventana, y así lo hacen. Total, nadie lo ve, aquí todo es así, ya había basura tirada ahí y yo no fui fue teté.

Pónganse a pensar. ¿Por qué mejor no respetamos todo por igual? ¿Por qué mejor no nos creamos una cultura de respeto a nuestro propio país?. Somos patéticos y amamos alabar las costumbres de culturas ajenas.