Educación+Petróleo=2% del PIB, se los dije y anexas.

600 mil nuevos empleos anuales podrían crearse de aprobarse e implementarse correctamente las reformas constitucionales.

Por Moroni Pineda

                Hoy los mexicanos completamos en promedio 8.6 años de estudios. Si logramos que en los próximos años este promedio se mueva 4 años más para sumar en total 12 (es decir, acabar hasta la prepa), se calcula que esto representaría en términos de Producto Interno Bruto, un punto porcentual adicional al que ya genera la economía cada año. Lo anterior va de la mano con el estudio presentado el día de ayer por el IMCO (el Instituto Mexicano para la Competitividad) en donde describe la grave situación en la que nos encontramos por la pobre y retrograda visión con la que administramos nuestro petróleo y las energías que lo acompañan. De acuerdo a este estudio, si México logra una reforma constitucional exitosa en materia de energía –y no solamente una espolvoreada legislativa- de acuerdo a las cifras mostradas durante la presentación, añadiríamos hasta 2.5 puntos porcentuales al PIB nacional. Como los escenarios esplendorosos no son lo mío, basta con que ese crecimiento sea del 1% para que sumado al que deberá provenir de la reforma educativa sean en conjunto mayores al promedio con el que México he crecido en los últimos 20 años. Esto significaría más de 600,000 mil nuevos empleos anuales que sumados a los que actualmente generamos (aprox. 500,000) nos darían como resultado que en 20 años sacaríamos de la pobreza de manera directa a más del 20% de la población y de manera indirecta al 45%. El verdadero milagro mexicano.

¿Cuál es el problema entonces?, que nuestro nacionalismo nos dé un respiro y nos permita preguntarnos qué significa realmente la soberanía energética. Como lo describió IMCO, tanto Estados Unidos como Canadá que no tienen las fobias que nos han endilgado nuestros ideólogos-partidistas-populistas y que se comportan de una manera más pragmática, han desarrollado en los últimos años las tecnologías con el dinero privado para financiarlas que los colocará en 20 años en el en antes impensable escenario de ser autosuficientes energéticamente. Bye, bye Venezuela y sus baladronadas y amigos de los turbantes prepárense, porque los norteamericanos vienen por todo. No solo eso, hasta los comunistas- marxistas de los Coreanos del Norte y Cubanos ya entendieron que no hay economía pública que alcance y sobre todo con la eficiencia requerida para lograrlo, por lo que estos cardúmenes del socialismo también le han apostado por dejar que otros administren su petróleo mientras ellos sigan siendo los dueños del mismo. Tan solo en Brasil, 70 mil millones de dólares entraron por las reformas constitucionales que alcanzaron a Petrobras, mientras que en México seguimos pagando cada año más de $40,000,000,000 (el número espanta, pero es sí, son 40 mil millones) de nuestros impuestos por las fallas y la falta de capacidad técnica de nuestra sacrosanta Pemex. Preferimos tener un Jeque llamado Romero Deschamps con todo y séquito familiar, que decidirnos de una vez por todas a seguir el mismo camino probado de las principales economías energéticas del mundo. Se empiezan a escuchar los tambores de guerra Lopez-Obradoristas diciendo que harán todo por la defensa del petróleo, pero ¿defenderlo de quién?, ni usted ni yo queremos que se defienda, lo que queremos es que se venda a un buen precio y con buenos dividendos para que al fin, nos haga justicia la revolución.

Noruega como en muchas otras cosas es un ejemplo. De acuerdo a IMCO, los fondos de retiro de este país han sido construidos principalmente con lo generado por su petróleo bien administrado (en un esquema de soberanía nacional e inversión privada. Pragmatismo en toda su extensión pues), por lo que ahora son mayores estos ahorro que inclusive su PIB (700 mil millones vs. 500 mil millones de dólares). Cuando usted vea los rubios noruegos paseándose por nuestras playas y andar por el mundo herboreando, recuerde que  es producto de su buena administración petrolera. Los mexicanos seguiremos conformándonos con ver en Facebook a los hijos e hija (mi vidita) de nuestro Jeque-made-in-México llamado Romero Deschamps dándose la gran vida. Triste realidad. 

                Como bien lo dijo ayer Pardinas director del IMCO, ni siquiera el tata Lázaro quería eso para nosotros. En el acta de expropiación y las leyes derivadas de la misma no existe la menor referencia al monopolio administrativo y operativo que tiene Pemex hoy en día. Nuestra hermosa cultura pemexiana de hoy se la debemos a los siguientes presidentes de México que en el ánimo de controlar y manipular a la población, enarbolaron la socorridísima bandera del nacionalismo para convertirnos en el país más cerrado que existe en materia energética del orbe, por encima hasta de Venezuela. Ver para creer.

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Se los dije la semana pasada, el sub ejercicio federal era una forma de control político por las campañas que se avecinaban. Ya el pasado lunes ¡oh coincidencia!, el señor Secretario Luis Videgaray salió  a anunciar que se terminaba el famoso control electoral, perdón, sub ejercicio federal. Lo dicho, hay que cambiar la manera de hacer las cosas para que el agua deje de llegarnos hasta el cuello cada viernes y San Juán.

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                A mis amigos Ibrahim Zamora e Igor Moller les repito; urgen las candidaturas independientes y verdaderamente ciudadanas pero acompañadas del voto obligatorio. Los partidos ostentan el monopolio electoral solo porque tiene el know-how y la infraestructura (para decirlo de manera amable y decente) para movilizar a la gente. Mi cálculo somero es que del 44 por ciento de participación en  las pasadas elecciones locales, por lo menos el 20% proviene del acarreo de personas, del pago a movilizadores para que el mero día D lleven a por lo menos otros 15 más a votar y de todos los regalos y despilfarro necesarios para hacer que los patriotas mexicanos se distraigan de su película de Capulina dominical y del chafa futbol nacional y vayan a votar. La cantidad de dinero y recursos es tan grande que ningún candidato independiente y ciudadano que quiera hacerla por la libre y de manera decente y honesta, lo va a lograr. He dicho.

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