Esta mañana, 30 millones de niños mexicanos de educación básica entraron entre empujones, calor y mucho entusiasmo a su salón de clases. De estos, poco más de 16 millones tuvieron la famosa evaluación ENLACE en días pasados. Esos son los datos conocidos.

Lo que no todos saben es que 3 de cada 10 padres conocen la calificación de su hijo en la prueba Enlace y solo el 20%  los resultados de la escuela a la que asisten. Lo más increíble es que a pesar de que cerca del 70 por ciento de los estudiantes evaluados pasaron o pasarán de  panzazo, 8 de cada diez tutores se encuentran satisfechos con ellos. Como se menciona en el documental De Panzazo, estamos tan mal educados que no nos damos cuenta de lo mal educados que estamos.

Varias secciones disidentes del SNTE, incluyendo la famosa CNTE (para no variar), se han declarado en contra de esta prueba. Algunos rayando francamente en lo irreverente, argumentando que un número no sirve para evaluar la educación, ¡que bien!, para estos maestros lo mejor sería que cuando un padre de familia les pregunté como va la educación de su hijo, la respuesta sea “más o menos”. Ojala que así les llegaran los cheques de la SEP, recibiendo buenos deseos en lugar de un número o cantidad por la que trabajan.

ENLACE es indispensable. El derecho de aprender va de la mano del derecho de ser evaluados. En los últimos días se han soltado una cantidad impresionante de rumores que buscan precisamente descalificar esta prueba, un instrumento que es mejorable (por ejemplo, la supervisión durante su aplicación. Se calcula que en algunos estados del país, al menos el 40% de los resultados tienen el factor copia) pero que con mucho ha sido lo suficientemente buena para decirnos por primera vez en la historia en donde estamos parados respecto a nuestra educación. También es impensable que solo con esta reactivo se puedan diseñar todas las políticas públicas para mejorar la educación. Es un referente necesario que debe agregarse a otros, como la evaluación docente y la revisión de las condiciones propias de cada entorno educativo. Pero no puede ni debe eliminarse. 

Otro aspecto importante es el grado de interés que tienen los padres de familia por conocer más sobre ENLACE. Las cifras nos dicen que aún no se ha logrado el suficiente nivel de conciencia colectiva en torno a su importancia. Las escuelas que salen bien, inmediatamente cuelgan mantas presumiendo el logro o ponen las fotos de los niños con los mejores promedios -una práctica totalmente inadecuada-, haciendo que de manera inmediata los padres aflojen los brazos, consolándose con que hay otras escuelas peores pero sin conocer a ciencia cierta el lugar de su hijo o hija en este universo. ENLACE debería ser el inicio de cambios profundos en las formas de enseñar que se viven al interior de los hogares. Muchos padres de familia se sorprenderían si supieran que durante la prueba, sus hijos fueron incapaces de entender un texto sencillo o de hacer un cálculo matemático básico, que son algunos de los aprendizajes esperados para su nivel escolar.

El reto de ENLCE es mayúsculo: lograr que tanto las familias como los responsables de la educación, asumamos la tarea de transformar el sistema educativo a partir de evaluaciones precisas, sistemáticas, sistémicas y transparentes. 30 millones de muy buenas razones nos obligan a hacerlo. www.primerolosninos.org

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@moronipineda

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