(De la serie ConcienciaDespierta)

Ya en serio. A través de QUÉ debemos desarrollarnos espiritualmente? Las nuevas generaciones sospechan que este desarrollo no necesariamente se alcanza a través de la religión. Y los que tienen más años comienzan a dudar de que el camino religioso al que tanto se han apegado sea el correcto.

A través de qué método debemos aprender más sobre lo que somos y lo que es la vida? A través de qué podemos entender nuestro propósito de vivir? Y de dónde obtendremos una guía para lograr lo que queremos, para disfrutar lo que hacemos y para sentirnos tranquilos y realmente ser felices?

Yo como muchos de mi edad me pregunto cómo educaré a mis hijos en este aspecto. Sé con certeza que bautizarlos, llevarlos a catecismo y organizarles su primera comunión no tiene que ver con su verdadero desarrollo espiritual. Encontrándoles el sentido correcto, estos rituales o sacramentos –como los llama la iglesia católica- pueden ser buenos, no estoy en contra de celebrar y compartir; pero sí estoy en contra de delegar algo tan importante a una institución que no ha estado a la altura para cumplir con esta importante misión. Caminar hacia el altar no es la solución.

Nuestros padres sí creían que estaban logrando el desarrollo espiritual de sus hijos a través de estos sacramentos. De alguna manera pensaban que éstos nos harían más espirituales. Agradecemos sus intenciones –indudablemente buenas- pero hoy reconocemos la realidad de las cosas.

Nuestro cuerpo y experiencias son la objetivación de “algo”. Ese algo es la mentalidad o el espíritu. Me parece lógica la definición de espíritu que dio el maestro metafísico William Walter; él dijo que el espíritu es la mente correcta o la mente buena. Entonces desarrollo espiritual significa el desarrollo de nuestra mente para que ésta produzca pensamientos y emociones correctas y buenas, que en consecuencia nos traerán un cuerpo saludable y experiencias alineadas a nuestros buenos deseos. Todo esto mientras disfrutamos la vida y nos sentimos bien y en armonía con nosotros mismos y los que nos rodean.

Por un lado están los religiosos que sólo con sus reglas y sacramentos pretenden llevarnos a este buen estado de vida. Por otro lado están los seculares y los ateos que plantean las cosas con mucha objetividad, pero carecen de fe, de amor, o simplemente de esa visión más reconfortante que la religión nos ofrece. Hoy también hay estudios o métodos más completos que con mucho sentido común logran convencer al más escéptico y también hacen entrar en razón al fanático religioso; pero sobre todo le ofrecen al verdadero buscador un camino satisfactorio hacia el desarrollo de su ser.

Afortunadamente hoy en día, si realmente queremos, podemos tomar lo mejor de estos mundos. Con  auténtico interés y dedicación, podemos encontrar un estilo de vida que día con día nos ayude -de manera conciente- a ir desarrollando nuestra verdadera espiritualidad.

De hecho en el método alternativo que cada quien encuentre, hay elementos de las religiones que vale la pena conservar.  En el próximo blog hablaré sobre la habilidad de saber tomar lo mejor de las religiones, no con el propósito de identificarnos con una, si no con el propósito de realmente desarrollarnos y vivir mejor.