divinen que? ¡Sigo viva¡ lo sé, los he abandonado un poco, (muchísimo) pero ya estoy de regreso y con muchos temas para platicarles este 2016. 

Espero lo hayan pasado lindo estas fiestas y que dentro de sus propósitos de año nuevo se encuentre su sexualidad, salud y placer en ellos. Si no tienen idea de cómo, en el 2015 les di unos tips buenísmos (pueden verlos aquí)

En este ocasión les quiero hablar de cómo llevar la responsabilidad social a la cama, si leyeron bien ¡a la cama!

Mucho se habla de la tendencia de conciencia social o responsabilidad social sobre el emprendimiento que a las generaciones de jóvenes nos está tocando vivir, donde los proyectos tienen que ser ecofriendly o considerar a la comunidad donde se encuentran, incluír personas de la tercera edad, de capacidades diferentes, etc etc etc.

Pero en esta etapa humanista, por llamarla de alguna manera, considero que estamos viendo mucho hacia afuera y se nos está olvidando un aspecto muy importante de ver hacia adentro: nuestra sexualidad.

Me explicaré un poco más, invertimos tiempo y dinero (bastante) en prepararnos y lograr ser lo suficientemente competitivos; pero ¿cuánto tiempo y dinero le invertimos a nuestra educación sexual? Podrán decirme: “Mari pero ¿eso en qué me hará más rico, exitoso y benefactor de la sociedad?” Nuestra sexualidad no sólo se trata de lo que ocurre entre las sábanas, como les he platicados antes: implica aspectos físicos, emocionales y culturales, les comentaré unas de las muchas razones por las que poner los ojos en este tema, tan controversial, pero importante, impactará de manera positiva el desarrollo de proyectos o bien la mejora de la vida laboral:

• La vida afectiva.

Si una persona tiende a llevar relaciones tormentosas, vive violencia con su pareja, tiende a no tener relaciones estables dentro de la oficina, esto impactará en su productividad y en el ambiente laboral. Imagínense la tensión, tristeza o enojo al estar tardando en realizar un reporte por estar viendo los mensajes agresivos de su pareja en el teléfono, por poner un ejemplo.

• El aspecto físico.

Seamos realistas no estamos acostumbrados a observar nuestro cuerpo con fines saludables, sí lo vemos para criticarlo “si estuviera más: alto, flaca, fuerte, nalgona…” pero ¿para prevenir el cáncer de mama y de testículos? ¿Cuándo fue la última vez que fueron con el ginecólogo o urólogo? Si no conocemos nuestro cuerpo ¿cómo prevenir enfermedades o infecciones que son inclusive mortales? Sólo por el ligero detalle de que necesitamos estar vivos para hacer negocios, emprender, y mejorar el mundo.

• El aspecto cultural/social

Éste es un señor tema, los mitos y tabúes de nuestra sexualidad son plenamente culturales. ¿Qué ocurrirá si son jefes, compañeros de trabajo o bien tienen algún cliente que sea: gay, transexual, afeminado, lesbiana, queer, divorciada, VIH+, haya sido violado, no quiera tener hijos, asexual, intersexual y un largo etcétera?

La realidad es que nos cuesta comprender la diversidad sexual  y cuando no la comprendemos: nos asusta, nos molesta, nos da miedo, por ende reaccionaremos de manera violenta al sentir que esta realidad desconocida nos agrede. En este aspecto podría pasar horas platicándoles del tema.

Hagamos conciencia en la importancia de nuestra sexualidad en todos los aspectos de nuestra vida, cómo se involucra en ellos y cómo al limitarnos en conocerla y educarla las repercusiones a nivel personal y social son muy grandes.

Por cierto: Felíz Año Nuevo :)

Comprende, cuida y disfruta tu sexualidad  (en ese órden)

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Maricarmen Saldaña

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